CRÍTICA

Un Bruckner en la mínima expresión

Integrantes de la Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra.

El Palacio de Festivales acogió el concierto de la Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra

-Esencia sinfónica: Camerata de la Royal Concertgebouw Orchestra. Programa: F. Schreker: 'El viento'. A. Bruckner: Sinfonía núm 6, versión para orquesta de cámara de Rolf Verbeek. Dirección: Rolf Verbeek.

-Espacio: Palacio de Festivales, Sala Argenta, viernes, día 11 de octubre de 2024.

-Calificación (sobre 5): **

Este año 2024 está siendo prolífico en aniversarios de grandes compositores que los teatros y auditorios se han preocupado de recordar. Nombres como Smetana, Busoni, Joaquín Rodrigo, Richard Strauss, Schöenberg, Chopin o Fauré celebran este año su nacimiento o fallecimiento. Pero de entre todos ellos hay dos nombres que sobresalen en las programaciones, el centenario de la muerte de Giacomo Puccini y el segundo centenario del nacimiento de Anton Bruckner.

De ellos dos, en Santander estamos teniendo dosis de recuerdos con programas especiales, con una gala lírica pucciniana en el FIS, y ahora los programadores del Palacio de Festivales nos ofrecen una serie de conciertos y actividades en torno “al universo Bruckner”.

Este ciclo se ha iniciado con la visita de la Camerata de la Royal Concertgebouw de Ámsterdam que dirige Rolf Verbeek. Es una agrupación formada por once solistas de la orquesta holandesa, aunque en Santander faltó una de las violinistas, siendo diez músicos en total, que se reúnen para tocar en conciertos concretos sin tener un calendario fijo. Verbeek es director y arreglista de grandes obras sinfónicas que se dedica a la transformación en música de cámara de partituras que suelen requerir a no menos de 80 músicos.

Esta idea le surgió a raíz de la pandemia al no poder juntarse cierta cantidad de músicos y para seguir con una actividad musical relevante, se puso a producir arreglos orquestales. Rolf Verbeek es un admirador y estudioso de la obra de Anton Bruckner y eligió su Sexta Sinfonía como primer trabajo de arreglos.

Aunque la idea pudo tener cierto interés en su momento, pasado el tiempo sus resultados ya no son tan relevantes ni atrayentes. De entrada, esta Sexta Sinfonía de Bruckner no es la más llamativa del corpus del compositor. Tiene momentos de especial brillantez, como el Adagio de su segundo movimiento, y el interesante scherzo del tercero. El resto de la obra posee las características propias del compositor, aunque sin grandes novedades que la hagan más atrayente sobre el resto de su obra.

El concierto se inició con una obra de poca trascendencia, 'Der wind', del compositor austriaco Franz Schreker, obra concebida para cinco músicos, de movimientos lentos de limitado interés. Y en cuanto la versión camerística de la sinfonía de Bruckner tampoco fue nada de especial relevancia. El arreglo orquestal hecho por Verbeek requiere de tres violines primeros (en Santander fueron dos), violín segundo, clarinete, trompa, cello, contrabajo, timbales, piano y acordeón, que sustituye al armónico.

No se pone en duda la calidad de los solistas que pertenecen a una de las mejores orquestas europeas, pero la versión de Verbeek carece de relevancia y es un arreglo que no soporta el valor sinfónico de la obra original. Tampoco parece que tuvieran una tarde inspirada en la interpretación, con algunos desajustes y, por momentos, con sonidos deshilvanados. La dirección de Rolf Verbeek es algo plúmbea, sin especial intensidad, en una versión lenta sin brillantez.

Llamó la atención las indumentarias de los músicos, cada uno vestido a su manera, incluido los vaqueros del trompa solista. Poco más de media entrada en la Sala Argenta donde se echa en falta más público joven, una asignatura que sigue pendiente para las autoridades culturales y para cualquier programador de música clásica.