CRÍTICA

El deleite musical de la Orquesta Barroca de Friburgo y su fortepiano

La Orquesta Barroca de Friburgo.

El Palacio de Festivales acogió el concierto con obras de  Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Christian Bach

FICHA

-Festival Internacional de Santander (FIS). Orquesta Barroca de Friburgo. Obras de Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Christian Bach. Solista: Kristian Bezuidenhout, fortepiano. Palacio de Festivales, jueves 22 de agosto de 2024.

-Calificación (sobre 5): ****

En una nueva cita con el barroco en la presente edición del Festival de Santander, le ha tocado el turno a uno de los conjuntos más notables en el repertorio del siglo XVIII, la Freiburger Barockorchester, fundada en 1987 con sede en Friburgo, están considerados como agrupación referente por su enorme calidad y rigurosidad en sus interpretaciones con instrumentos de época y su visión historicista en sus planteamientos orquestales.

Hacía ya unos años que la Orquesta Barroca de Friburgo no acudía al FIS, a pesar de sus frecuentes giras por nuestro país. Esto pudo influenciar en el hecho de que, una vez más, la Sala Argenta del Palacio de Festivales se llenara de nuevo para admirar un programa bien escogido y coherente, escuchar a  Wolfgang Amadeus Mozart y a Johann Christian Bach, uno de los veinte hijos de su santo padre Johann Sebastian Bach.

La agrupación alemana tiene un sonido muy característico, de afinación impecable, a pesar de tocar con instrumentos de época, y una compenetración entre todos ellos que solo con una mirada del primer violín consiguen unas entradas perfectas y tempis perfectamente marcados. La ‘Sinfonía núm 29, K.201’ de Mozart sirvió de tarjeta de presentación donde la conjunción sonora era evidente, sobre todo el delicioso segundo movimiento Andante de una musicalidad atrayente.

Uno de los momentos esperados era la actuación de Kristian Bezuidenhout, especialista en el uso del fortepiano, de sonido mucho más ajustado a los instrumentos de época usado por los de Friburgo. El teclista australiano, residente en Londres, es un maestro en el uso de este instrumento y consigue una sonoridad increíble. Su versión del ‘Concierto para piano núm 17, K.453’ de Mozart fue toda una lección interpretativa.

Su vinculación con la orquesta es absoluta, además de las funciones propias del director musical. La sonoridad y rigurosidad en su planteamiento de la obra es magnífica, de puro lirismo romántico en el segundo movimiento Andante, tranquilo, pausado, pura melancolía, hasta llegar al Presto final de auténtica maestría.

Ya en la segunda parte, los Barrocos de Friburgo volvieron a recrearse con una académica versión de la ‘Sinfonía op.6’ de Johann Christian Bach, de pura belleza y conjunción. Y se dio paso al ‘Concierto para piano Jenamy’ de Mozart donde Kristian Bezuidenhout sentó cátedra con una interpretación esplendorosa, puro deleite y lirismo.

El movimiento Andantino fue para recordar, ralentizando sus entradas con dos segundos de puro silencio que hacía que no se oyera ni un susurro (¡ni toses!) entre el público que llenaba la Sala Argenta. El inicio del Rondó-presto fue una verdadera lección magistral por parte de Bezuidenhout, a solas con el fortepiano, llegando al final de la obra con absoluta compenetración entre orquesta y solista.

Después de semejante exhibición de maestría y deleite musical, el público premió con calurosos aplausos al ensemble, a pesar de lo cual decidieron despedirse sin regalar propinas. Mejor así, para mantener el recuerdo de una enorme interpretación.