El Festival Internacional de Santander busca iniciar una nueva etapa
Finalizó la 73 edición del FIS de la mano de su nuevo director Cosme Marina y con la mirada puesta en la programación de su 75 aniversario
Acaba de finalizar la 73 edición del Festival Internacional de Santander (FIS) y es momento de hacer una somera valoración. Según los datos facilitados, en la actual edición ha habido un importante incremento de público con respecto al año anterior, y un mayor nivel artístico según la opinión general. Todo esto coincide con el nombramiento de una nueva dirección artística. Veamos.
Cuando en el pasado mes de diciembre se anunció el nombramiento de Cosme Marina como nuevo director artístico del FIS, se abría una nueva etapa para uno de los Festivales de música más longevos de nuestro país, pero que languidecía en una apatía y dejadez alarmante.
Cosme Marina es un programador que lleva 20 años de éxitos en Oviedo y su fórmula de trabajo es la que pretende aplicar para Santander, adoptando nuevos métodos de trabajo en equipo, más eficientes y actuales. Había costumbres obsoletas como los horarios, o las relaciones con instituciones o el tipo de publicidad para llegar a más público, que eran urgentes de cambiar.
La ampliación de la oferta de abonos y la mejora del sistema de marketing, publicidad y de redes sociales, ha conseguido que se llegue a una mayor cantidad de público nacional y extranjero, lo que se reflejó en la taquilla y allanó el camino para que el FIS se convierta en un auténtico “lugar de encuentro”.
El principal escollo sigue siendo su limitado presupuesto. Y aquí entra la habilidad para saber negociar y llegar a acuerdos con las instituciones, como el conseguido estos días con la Fundación Albéniz y el Gobierno de Cantabria para que la ópera representada vuelva al FIS en 2026. En palabras del propio Cosme Marina, “es importante que las instituciones sumen esfuerzos; con la suma siempre se gana y se optimizan los recursos”.
Algunos cambios se han ido notando, como el concierto de inauguración que ya no fue al alimón con la Quincena Donostiarra. Se consiguió traer, a pesar de la premura de tiempo, a la Orquesta del Palau de Les Arts y a la soprano Aida Garifullina, aunque el resultado artístico no fue del todo brillante que se deseaba para una inauguración.
Ha sido notorio el apoyo del público hacia la danza y la lírica con llenos totales, desde la Gala Puccini hasta todo lo programado en danza, arrollando la Compañía Antonio Gades con sus ‘Bodas de sangre’, la nueva Compañía Nacho Duato, la despedida de Joaquín de Luz de la Compañía Nacional de Danza con ‘La Sylphide’, y la espectacular ‘Folia’ de la Compañía Käfig.
Un aspecto que se debe corregir ha sido la ausencia de orquesta en directo para el ballet ‘La Sylphide’, (alguien gritó: ¿¡y la orquesta!?). Ya sabemos el coste económico que conlleva, pero es preferible no programar un título clásico a hacerlo a lo pobre sin orquesta. Un Festival Internacional no debe dar una imagen de poca categoría con música enlatada.
Entre las propuestas sinfónicas ha habido cosas buenas, mejores y excelentes. Estas últimas han sido, sin duda, la espléndida versión de la Sinfonía Alpina de Strauss con la Sinfónica del Estado de São Paulo, y la ejemplarizante actuación de la Filarmónica della Scala milanesa con Riccardo Chailly al frente. Su versión de la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky tardaremos tiempo en olvidar.
De alto nivel han sido todas las propuestas del repertorio barroco, destacando a la Bach Collegium Japan con su ‘Pasión según San Juan’ y la estupenda Orquesta Barroca de Friburgo, dejando claro cómo se debe hacer sonar unas obras tan complejas. Y gratificante fue la gran acogida que tuvieron del público, que llegó a llenar ambas propuestas. Que Bach consiga reunir a 1.600 personas en una gran sala ya tiene su mérito.
A destacar la versión de la suite de ‘El pájaro de fuego’ con la Philharmonique de Radio France con Mikko Frank dirigiendo. Como interesante fue el debut en el FIS del director Nuno Coelho dirigiendo a Bruckner al frente de la Sinfónica del Principado de Asturias, al igual que las siempre atrayentes sesiones de piano con Yuja Wang y la maestría de María João Pires.
Los Marcos Históricos se han consolidado como sedes complementarias al Palacio de Festivales, con agrupaciones punteras como la Accademia del Piacere o la Orquesta Barroca de Sevilla, a pesar del inconveniente del horario tan tardío del comienzo. Y significativo fue escuchar, por fin, programas contemporáneos de autores ignorados hasta ahora, como Arnold Schöenberg gracias al Ensamble Sonido Extremo que dirige Jordi Francés.
Habrá cosas que tendrán que ser mejoradas o cambiadas, como la fallida experiencia en el Hall del Palacio de Festivales. Es bueno explorar nuevos horizontes a la hora de programar porque un Festival Internacional debe estar siempre en la vanguardia.
Las agendas artísticas trabajan con años de antelación, por lo que ya se ha empezado la labor de llamar a muchas puertas para conseguir ampliar el presupuesto para programación. La edición del próximo año 2025 ya está prácticamente cerrada y de la 2026 está muy avanzada.
El 75 aniversario del FIS está a la vuelta de la esquina.