CRÍTICA

'Gladiator II', apabulla pero no cuaja

Una escena de 'Gladiator II'.

El director Ridley Scott dirige la segunda parte de la saga de 'Gladiator' que estrenó en el año 2000

FICHA:

-Cine: 'Gladiator'.  

-Protagonistas: Paul Mescal, Connie Nielsen, Derek Jacobi, Denzel Whasington, Pedro Pascal, Fred Hechinger, Joseph Quinn. Guión: David Scarpa. Fotografía: John Mathieson. Música: Harry Gregson-Williams.

-Dirección: Ridley Scott

-Calificación (sobre 5): ***

El problema de hacer la secuela de una gran película radica en que la original pesa demasiado en el recuerdo de los aficionados. Cuando Ridley Scott estrenó su 'Gladiator' en el 2000, nos regaló un trabajo espléndido basado en una historia contada de forma brillante gracias al trabajo de tres guionistas que se ocuparon de que todo fuera lo más creíble posible, a pesar de sus incongruencias históricas.

Ahora, el anciano pero muy sabio Ridley Scott, vuelve con la saga basada en el hijo del general  Máximo Merodio, que intentará salvar el honor y el recuerdo de su padre. Pero aquí las incongruencias rozan el ridículo, con dos hermanos emperadores y una trama que se hace pesada por reiterativa.

La historia flaquea por el guion de David Scarpa, con unos diálogos faltos de emoción y fuerza. Pero Scott sortea esta situación con un alarde de tecnología que convierte la película en un derroche de efectos digitales que apabullan. El abuso de la digitalización de algunas escenas hace que no te las creas, aunque se lo perdonas en honor al espectáculo visual técnicamente perfecto y a un reparto de actores ciertamente estelar.

Si en la primera película teníamos a Rossel Crowe que hacía creíble su personaje, en 'Gladiator II' es Paul Mescal quien da vida a Lucio Vero, con la difícil tarea de sustituir a su padre en la ficción, y sale bastante airoso a pesar de la aparatosidad de algunas de sus escenas. Repite Connie Nielsen como Lucila, correcto Pedro Pascal como el General Acacio, y estupendo el siempre creíble y auténtico Derek Jacobi como el senador Graco.

Destacan en la película Joseph Quinn y Fred Hechinger como los dos hermanos corruptos y sanguinarios emperadores, Caracalla y Geta, inventados por la mente del guionista. Pero será Denzel Washington quien salvará la película, su sola presencia da credibilidad a toda la trama con su creación del malvado Macrinus, sobre todo en las escenas finales donde hace un verdadero alarde interpretativo.

El derroche tecnológico llega incluso a las escenas de las naumaquias, con tiburones digitales que nadie sabe cómo llegan hasta el Coliseo romano, o la lucha con unos simios carniceros, también digitales, que ríete tú de Parque Jurásico. Lo importante es el espectáculo y da igual las inconsistencias históricas o lo absurdo de ciertos personajes.

La banda sonora de Harry Gregson-Williams es poco destable, nada que ver con la espléndida y recordada música de Hans Zimmer, y la fotografía está de nuevo recreada por John Mathieson

En más de la mitad de la película no conseguí que me interesara lo que intentan contarnos, con excesos de batallas digitales, mucha violencia y muy poca profundidad en la historia de los personajes. Solo en el último tramo de la película, la trama avanza y aparecen las verdaderas intenciones de cada personaje. El duelo final con un espléndido Denzel Washington vale por casi toda la película.

El espectáculo visual hará las delicias de los seguidores de la historia, y junto al reparto estelar seguro que reunirán premios y éxito de taquilla. Otra cosa es que sea un éxito efímero. El peso y el recuerdo de 'Gladiator' no ha sido desterrado.