MITOLOGÍA DE CANTABRIA

El Musgoso, un hombre alto y delgado, de tez muy pálida y de ojos pequeños

Ilustración del Musgoso. Mª Pilar G. Pantaleón

En este mundo tan caótico, de ciudades con altos edificios, llenas de polución y contaminación, en el que vivimos cronometrados por las actividades de nuestro día a día, un mundo que solo se vive a través de las pantallas de nuestros móviles y tablets.

Nos sorprendemos cuando tomamos por primera vez contacto con la naturaleza, paseamos por los caminos pedregosos rodeados de frondosas arboledas o nos sentamos al borde del acantilado y vemos la belleza de nuestro mar de esmeralda, que es el que baña nuestras costas.

El sonido de piar de los pájaros , el dulce sabor de la miel casera, el áspero tacto del musgo, el olor a salitre del viejo puerto y el verde de esa gruta escondida cerca del rio, nos evoca a tiempos lejanos, a un mundo sencillo, lento y lleno de historias mágicas que abunda nuestra tierra.

Trasgos, hadas, brujas, monstruos, seres marinos … todos ellos formaron parte de nuestra tradición, muchas veces olvidada ya sea porque no interesa, o simplemente porque ha sido olvidada. Y esa debe ser nuestra misión, hacer que estos seres mágicos vuelvan a pasear por nuestra tierra.

Hojas y musgo

Entre los bosques y montes de la verde Cantabria, existe un ser de peculiar aspecto: el Musgoso. Es un hombre alto y delgado, de tez muy pálida y de ojos pequeños. Su pelo es negro azabache, aunque a veces, se le describe cubierto de hojas y musgo, al igual que su frondosa y larga barba.

De andares tranquilos y lentos nuestro hombre se le ve, vestido con una zamarra verde muy vieja hecha de musgo seco, acompañada por un sombrero del color de los nidos de los pájaros y de hojas secas muy semejantes a nuestro tejo. Como las noches cántabras suelen ser muy frías y húmedas, nuestro amigo se abriga con una larga y roída bufanda de color gris y unos escarpines de piel lobo.

Aunque su aspecto por muy extraño que os parezca, no lo temáis, a no ser que seáis un Ojáncano o un Cuegle, o cualquier ser maligno, o incluso aquel que no respeta ni al bosque ni a sus leyes. Ya que el musgoso es enemigo de ellos, ya que es el protector de los bosques, lo que en la actualidad sería un equivalente a un ecologista, pero con poderes mágicos.

Es un ser que avisa al caminante de los peligros naturales que podemos encontrar en los bosques y caminos, así como la presencia de lobos, el Ojáncano y sus malvados amiguetes.

Para ello, utiliza su instrumento musical, una flauta de madera según dicen otorgada por alguna Anjana, su aliada. Esa flauta emite unas melodías que según los que las ha escuchado alguna vez, son una mezcla de notas dulces pero tristes.

Por las noches para no alterar a aquellos que duermen, emite un silbido siempre que note que estamos en peligro.

Sin duda, nuestro musgoso es un ser muy semejante a personajes de otras culturas cercanas como pueden ser: el Basajaunak Vasco, el Busgosu asturiano, los hombres del musgo de Béjar, que sin duda nos hace ver la importancia que debemos de tener de preservar nuestro entorno natural, y tener el respeto que se merece, porque sin ello, dejaríamos de tener estos bonitos enclaves que hay en la Montaña.