CRÍTICA

Vasily Petrenko y la Jonde en Santander, ejemplo de un gran trabajo

Integrantes de la Jonde.

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió el concierto en su minigira por diversas ciudades españolas

FICHA:

-Santander. Palacio de Festivales de Cantabria, Sala Argenta. Jueves, día 16 de enero de 2025. Joven Orquesta Nacional de España. Director: Vasily Petrenko. Obras de D. Milhaud, M. Ravel y B. Bartók.

-Espacio: Palacio de Festivales de Cantabria

-Calificación (sobre 5): ***

Ha sido todo un acierto para la programación musical del Palacio de Festivales, conseguir que la Joven Orquesta Nacional de España (Jonde) haga escala en Santander en su minigira de conciertos con motivo de los encuentros académicos de sus jóvenes músicos con el gran director Vasily Petrenko.

Son cinco los conciertos previstos, en Pamplona, Burgos, Santander, Zaragoza y Madrid, todos con llenos absolutos y la recepción de las autoridades culturales de la región. Bueno, todos menos en Santander, donde ninguna autoridad cultural, ni la directora General de Cultura ni, mucho menos, el consejero de Cultura, que nunca asiste, se dignó a recibir ni al director ni a la orquesta, dejando vacío el palco central de la Sala Argenta. Esta falta de cortesía institucional hacia el conjunto estatal (la Jonde es filial de la Orquesta Nacional de España) se toma nota para futuras convocatorias.

La Jonde lleva unos años de continuo progreso artístico y docente, haciendo pruebas selectivas muy exigentes para acceder a cualquiera de sus puestos. Hace ahora un año que visitaron Cantabria, en Torrelavega, en esa ocasión bajo la dirección de Pablo Heras-Casado y ahora nos vuelven a visitar pero con la dirección de Vasily Petrenko.

El director ruso es actualmente el titular de la Royal Philharmonic Orchestra y director asociado de la Sinfónica de Castilla y León. Su formación académica en el Conservatorio de San Petersburgo se nota es sus formas clásicas y elegantes a la hora de liderar a los conjuntos sinfónicos. Es pausado, sereno, de gesto claro y los movimientos de su mano izquierda son descriptivos en los cambios de ritmo y en las dinámicas.

Se le nota a gusto dirigiendo a los jóvenes músicos, con una empatía hacia ellos que consigue que le sigan casi a ciegas, con la seguridad que dan su aplomo y conocimiento. Sin aspavientos, de gesto muy claro de batuta, con la mirada en cada sección, consigue momentos de especial musicalidad, llena de contrastes y momentos de gran lirismo.

Así se pudo apreciar desde el inicio con 'Le bœuf sur le toit' (El buey sobre el tejado) de Darius Milhaud, estrenada en 1920 en el teatro de los Campos Elíseos de París, donde los aires brasileños y ese espíritu de divertimento despreocupado que imprimió Milhaud, sonaron de forma clara en la Jonde gracias a la descriptiva dirección de Petrenko.

Del ballet 'Daphnis et Chloé' de Maurice Ravel, se escucharon las dos primeras suites, una prueba de fuego para los casi cien músicos que requiere la obra, incluyendo ocho contrabajos y dos arpas. El trabajo de concertación de Petrenko se vio reflejado en una exposición bien concertada, una labor al detalle, haciendo brillar los crescendos largos, con un sonido suave y aterciopelado. Estupendo el juego de volumen de los trombones consiguiendo un sonido suntuoso.

El plato fuerte vino con el 'Concierto para orquesta' de Béla Bartók, donde cada sección y cada instrumento son solistas, cada uno con sus momentos destacados, y el acompañamiento orquestal en notable concertación. Los metales perfectos en respiración, las maderas de sonidos límpidos, sobre todo en Gioco delle coppie, y la orquesta en general que obedece a ciegas al director, que consigue sacar lo mejor de estos chavales, con un enorme futuro artístico. En el Finale, con su máxima exigencia de virtuosismo, tal vez pudo más el efecto sonoro que la claridad del conjunto. Pero estupendo efecto.

A pesar del exigente programa que acabaron de interpretar, aún tuvieron fuerzas y ganas (bendita juventud) de regalarnos dos propinas, una versión algo impetuosa de la Farandole de 'La Arlesiana', y una divertida versión orquestal del pasodoble 'Amparito Roca', plena de alegría con los silbidos y exclamaciones de los músicos, que convirtieron el final en una auténtica fiesta de alto nivel con el público puesto en pie. Y el palco de ¿autoridades? siguió vacío.