CRÍTICA

La voz de Andreas Scholl cautiva y emociona en Santander

Un momento del concierto en la Sala Argenta.

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió el concierto del contratenor junto al laúd Edin Karamazov

FICHA:

-Andreas Scholl, contratenor. Edin Karamazov, laúd.

-Obras de: John Dowland, G. Friedrich Händel, Edin Karamazov y canciones folk inglesas.

-Espacio: Palacio de Festivales, Sala Argenta, miércoles 29 de mayo de 2024.

-Calificación (sobre 5): ****

Hay veladas musicales a las que se asiste sin más pretensiones que la de pasar una agradable sesión con la escucha de melodías aparentemente “sencillas”, pero la sorpresa viene cuando lo que escuchas es de un sentimiento melódico que te llega muy hondo gracias a una interpretación excelsa de una voz de absoluta referencia. Esto es lo que ocurrió en el recital que dio en el Palacio de Festivales el gran contratenor alemán Andreas Scholl junto al laudista bosnio Edin Karamazov.

Es poco habitual escuchar el repertorio de John Dowland, uno de los más afamados compositores de canciones románticas del siglo XVI y principios del XVII. Nacido en Londres en 1563 es considerado uno de los compositores más relevantes de la época de canciones para voz y laúd. Sus melodías reflejan un carácter sensible, casi pre-romántico y propenso a caer en estados de desolación. Sus canciones para voz y laúd están editadas en tres grandes libros de canciones.

Han sido varios los cantantes de distintos estilos los que han interpretado sus temas, incluso Sting tiene un disco dedicado a Dowland que fue un gran éxito. Pero dónde mejor se reflejan los sentimientos de sus composiciones es con la voz de un contratenor, más acorde con el estilo escrito en el s. XVII. Y aquí surge el arte de Andreas Scholl como uno de sus máximos exponentes.

Había interés por escucharle de nuevo en directo como uno de los contratenores más importantes de los últimos años. Sus interpretaciones y grabaciones del repertorio barroco han sido de auténtica referencia, y su estilo y técnica vocal son de alta escuela. En cuanto escuchas esa voz ya desde las primeras notas te das cuenta de su maestría y buen gusto que inundará toda la velada.

Ya desde el inicio con ‘Behold a wonder here’, editada en el Tercer Libro de Canciones de  Dowland, demostró su estilo tan marcado por la elegancia y musicalidad. Con sentimiento marcado y gusto exquisito siguió con temas como ‘I saw my lady weep’, del Segundo libro, ‘In darkness let me dwell’ o ’Say love if ever thou dids fin’.

Ya en la segunda parte se adentró en el repertorio de Händel y su cantata ‘Nel dolce tempo’ demostrando una técnica increíble y un fraseo y vocalización “marca de la casa”. Y quiso terminar con canciones folk inglesas donde la belleza de su voz, su manera de emitir en pianísimos deslumbrantes aumentaban el romanticismo doliente de las letras. Aunque Scholl ha perdido algo de proyección vocal, los años van pasando, su hermoso timbre sigue presente y sigue cautivando.

Para el recuerdo su interpretación de ‘King Henry’ y, sobre todo, su versión de ‘I am a poor wayfaring stranger’ que se hizo tan famosa por la película ‘1917’. Qué manera de modular el sonido,  emitiendo desde el pianísimo inicial al agudo natural de pleno sentimiento y elegancia.

A su lado, tuvo de acompañante al gran laudista bosnio Edin Karamazov, que lleva muchos años de especialista en este repertorio y con grabaciones de referencia. Da gusto escuchar su cuerda pausada, de sonido brillante y continuas modulaciones que reforzaban aún más el carácter de sentimientos dolientes de las escrituras. Estuvo espléndido en sus improvisaciones y acompañando a Scholl en perfecta conjunción entre voz y laúd.

Una gran velada que aún habría sido más emotiva de haberse celebrado en una sala más recogida, no tan abierta y extensa como la Sala Argenta. Pero aún así, surgió un silencio y atención del público que pocas veces se consigue. Los aplausos y ovaciones finales en consonancia.