El alojamiento autogestionado ‘Brisa del Cantábrico’ lleva nueve años de espera para implantarse en Meruelo
El consejero de Obras Públicas del Gobierno regional, José Luis Gochicoa (PRC), se compromete a resolver los trámites este verano
El alojamiento colaborativo autogestionado ‘Brisa del Cantábrico’ lleva nueve años de espera para implantarse en Meruelo.
Con el fin de desarrollar su proyecto, “es necesario que previamente obtenga la recalificación del suelo que fue adquirido hace nueve años, bien por medio del nuevo Plan General de Ordenación Urbano (PGOU) que el Ayuntamiento de Meruelo está tramitando y al que nos adherimos en el 2014 o bien por la modificación puntual presentada en el año 2020 y que se resolverá este verano”, comentó el presidente de la Cooperativa, Nemesio Rasillo.
El Pleno del Ayuntamiento aprobó la modificación puntual de los terrenos donde se ubicará Brisa del Cantábrico consistente en convertir el suelo rústico en acto para urbanizar, dado que se trata de una dotación privada que no tiene ánimo de lucro ni se permitirá la especulación de las futuras generaciones.
El documento se ha remitido a la Comisión regional de Urbanismo y Ordenación del Territorio (CROTU), organismo y ayuntamientos limítrofes para lograr el visto bueno definitivo.
La Consejería de Obras Públicas, Ordenación del territorio y Urbanismo se comprometió a agilizar los trámites del alojamiento colaborativo autogestionado ‘Brisa del Cantábrico’, en coordinación con el alcalde de Meruelo, Evaristo Domínguez (PP), y los procedimientos que están en revisión por parte del Ayuntamiento y su propia Administración.
Así lo avanzó el consejero José Luis Gochicoa (PRC) durante el encuentro ‘Alojamientos colaborativos autogestionados o cohousing: un modelo de cooperación con las Administraciones públicas’, quien adelantó que “intentará que los alojamientos colaborativos tengan un mejor acomodo legislativo en Cantabria que permita su desarrollo en esta región”.
La realización de este proyecto atraerá población de fuera de la Comunidad Autónoma, 330 personas, y revitalizará Meruelo, aparte de ser la elección de un envejecimiento diferente para los 400 socios actuales de la Cooperativa, para los que “de no aprobarse la recalificación, sería muy duro tener que renunciar al proyecto después del enorme trabajo de tantos años”.
La jornada virtual, impulsada por la Cooperativa Brisa del Cantábrico, tuvo lugar recientemente y participaron miembros de la Administración Pública de Cantabria junto a expertos de alto nivel para reflexionar y debatir sobre el futuro en Cantabria de los innovadores modelos de envejecimiento conocidos con el nombre inglés de cohousing.
Desde la Comunidad de Cantabria, como dejó patente el presidente Miguel Ángel Revilla (PRC), la Administración se ha mostrado abierta a la colaboración, y ya se han realizado esfuerzos en este sentido para apoyar este tipo de iniciativas en entornes rurales, como fue la modificación de la Ley de Ordenación Territorial y Régimen Urbanístico del Suelo de Cantabria, que tuvo lugar en 2019.
La Consejera de Empleo y Políticas Sociales, Eugenia Gómez de Diego (PSOE), también lanzó un mensaje de apoyo, tendiendo su mano abierta a la “escucha, el estudio y la colaboración”, destacando que “el cohousing es una iniciativa que viene para quedarse”.
Desde esta Consejería, como se ha hecho ya en otras Comunidades Autónomas como en el caso de Asturias, como bien ha puesto en valor Julio Martínez, responsable del Servicio de Inspección y Calidad de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar del Principado de Asturias, se puede apoyar a estos proyectos regulándolos como una prestación social e incluyéndolos en la cartera de los servicios sociales de la Comunidad.
La voz de la experiencia
La experta en planificación gerontológica, Mayte Sancho, puso en manifiesto que “la pandemia de la covid-19 ha sacado a la luz que el modelo actual de envejecimiento no satisface a ninguna de las partes involucradas”.
En este sentido, destacó que “es importante revertir y priorizar los servicios domiciliarios para dar respuesta a los deseos de la sociedad y de las personas mayores en particular, así como avanzar hacia un proceso de desinstitucionalización de nuestro modelo residencial, que permita dar un paso adelante hacia los nuevos modelos housing, es decir, vivir en casa o, al menos, como en casa”.
En referencia a la experiencia consolidada de la cooperativa Trabensol, un proyecto que lleva ya nueve años en funcionamiento en España, el socio fundador de la Cooperativa, Jaime Moreno, expuso que “el balance de los nueve años que llevan de convivencia, es muy positivo en todos los aspectos, tanto personal, social como económico.
”Su modelo, que puede servir de referencia a otras iniciativas en marcha, se basa en en la autogestión, coopración y solidaridad entre los socios. Así, Jaime reconoce que su proyecto, tras desarrollarse, “ha permitido que Torremocha de Jarama, el municipio donde está ubicado, se mantenga vivo y activo”.
Así, Jaime reconoce que su proyecto, tras desarrollarse, “ha permitido que Torremocha de Jarama, el municipio donde está ubicado, se mantenga vivo y activo”. Así, Jaime reconoce que su proyecto, tras desarrollarse, “ha permitido que Torremocha de Jarama, el municipio donde está ubicado, se mantenga vivo y activo”.
Málaga
Desde la inauguración del Residencial Santa Clara de la Cooperativa Los Milagros de Málaga en el año 2000, son diversos los proyectos colaborativos autogestionados que se han desarrollado en nuestro país, “existiendo en la actualidad 10 proyectos activos consolidados en diferentes provincias, y otros 10 más que están luchando denodadamente para superar los últimos trámites administrativos”, como ha indicado el secretario de la Cooperativa Brisa del Cantábrico, Aurelio Escribano.
Los alojamientos colaborativos o cohousing son proyectos que integran espacios de uso privativo y espacios de uso comunitario en los que no sólo se comparten gastos y lugares de convivencia, sino que se desarrollan dinámicas de apoyo mutuo y actividades conjuntas basadas en valores como la cooperación, la solidaridad y la responsabilidad social.
Este modelo nació en Dinamarca en los años 60 del pasado siglo, promovido por entidades sin ánimo de lucro, fundamentalmente Cooperativas, y que se extendió a partir de los 80 por los diferentes países europeos y Estados Unidos.