Donald Trump: populismo en estado puro

Escuchar a Donald Trump es como recibir una dosis directa de populismo.

En su discurso resuenan frases que los forofos y hooligans dirigen a los suyos: "somos los mejores, el país más grande del mundo. "Nuestro futuro es maravilloso y comienza hoy".

Es como si, con su nuevo mandato, amaneciera un nuevo mundo: "vamos a devolver la esperanza, la paz, a construir el país más grande que jamás se haya visto, y no nos olvidaremos de nuestro Dios".

Oírlo puede resultar inquietante. Por ahora, son sólo palabras, pero estas ideas ya han conquistado a más de 70 millones de votantes. Trump es uno de los presidentes más votados en la historia de Estados Unidos, pese a manifestar ideas que para muchos pueden ser locuras peligrosas:

comenzamos la restauración de Estados Unidos. Voy a cerrar la frontera sur; toda entrada ilegal será detenida. Devolveremos a millones de inmigrantes ilegales. Les diremos: 'Quédate en México'. Mandaré tropas a la frontera sur y acabaremos con las bandas que traen crímenes a nuestras ciudades.

Como de costumbre, para estos discursos, la culpa de todos los males recae en "los de fuera": los extranjeros, los que hablan diferente, los que piensan diferente, los que aman diferente.

Son mensajes cortos, simplistas, eslóganes que, sin embargo, tienen un gran impacto. Llegan más rápido y con más fuerza que los discursos profundos. Quizás porque, en esta época, no tenemos tiempo para reflexionar, o simplemente la pereza mental nos vence. Así, millones de personas se sienten arropadas y atraídas por estas ideas y por quienes las proclaman.

Economía y Propuestas

En lo económico, su discurso es directo, aunque falto de detalles. Promete, pero no explica cómo: "vamos a derrotar la inflación récord y el alto costo de la vida. Declararemos la emergencia energética nacional. Perforaremos y perforaremos. Estados Unidos tiene la mayor cantidad de petróleo y gas bajo tierra, y lo utilizaremos. Usaremos todas nuestras reservas energéticas".

Con estas promesas, afirma resolver los problemas económicos del país. Eso sí, el resto del mundo no parece importarle; su mirada no traspasa las fronteras estadounidenses.

Además, rechaza de plano el coche eléctrico, lo que equivale a una negación del cambio climático.

Volveremos a ser una nación rica. Vamos a terminar con el vehículo eléctrico para salvar a los trabajadores de nuestro país. Podréis comprar el coche que queréis".

El proteccionismo también regresa con fuerza, acompañado de la imposición de aranceles a productos extranjeros. Aunque estas medidas suelen generar inflación, en el discurso de Trump todo parece funcionar mágicamente: "impondremos aranceles masivos a productos extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos. El sueño americano regresará".

Libertades y conservadurismo

Trump se presenta como adalid de la libertad, prometiendo acabar con la censura, como si Estados Unidos no fuese ya una democracia con libertad de expresión:"vamos a acabar con la censura y devolver la libertad de expresión. Restauraremos la justicia bajo el imperio de la Ley y la Constitución".

Sin embargo, este discurso también incorpora mensajes alineados con la extrema derecha, como la insistencia en que solo existen dos géneros: "una sociedad en la que sólo hay dos géneros: masculino y femenino".

En el ámbito militar, promete reforzar el poderío.

"Nuestro ejército tendrá una misión: vencer a los enemigos de Estados Unidos. Volveremos a tener el mayor ejército del mundo.

También hace promesas geopolíticas inverosímiles, como "recuperar" el canal de Panamá: "el golfo de México será el golfo de América. Panamá nos trató mal con el canal. China opera el canal y no se lo dimos a ellos; se lo dimos a Panamá, y lo vamos a recuperar".

La Era Dorada

En resumen, Trump declara el inicio de una nueva "edad dorada" para Estados Unidos. Pero esta edad parece construirse sobre la negación del cambio climático, el entierro de las políticas inclusivas y la perpetuación del proteccionismo económico.

Declara la emergencia en la frontera con México y ridiculiza los pactos internacionales sobre energías limpias, y tilda a las libertades en nuestra zona como  "ideas de europeos degenerados".

No es fácil juzgar, cada uno tiene su visión de la realidad, y la prudencia, el respeto a los demás pasa por creernos lo buenos que somos nosotros y lo malos que son otros, pero es inevitable preguntarse: ¿hacia dónde camina este mundo? A veces, resulta difícil seguir llamándonos ‘Homo sapiens’