El Tour en Bilbao

Que el deporte mueve masas no es ninguna noticia, pero hay acontecimientos que son fenómenos sociales.

La primera etapa del Tour de Francia, del 2023 ha sido una clásica Bilbao-Bilbao, con un inicio espectacular de la presunción de la prueba más importante del calendario ciclista.

La oportunidad de ver una etapa del Tour no se tiene todos los días, así que sobre las cuatro de la tarde me dirigí al metro, este ya iba como a las horas punta cuando juega el Athletic, en poco más de 20 minutos ya estaba en Bilbao. Me bajé en la parada de Abando, no hacía falta preguntar dónde acababa la etapa, era aquello "de donde va Vicente va la gente".

Por el Puente del Arenal y el del Ayuntamiento parecía que estábamos en la aste nagusia, en las fiestas de Bilbao. Muchos de los allí presentes iban con su mallot de ciclistas, otros llevamos gorras de Tour, todo una explosión de colores, camisetas del Euskaltel, que se echa de menos, incluso he visto gorras del equipo KAS, recordando al recientemente fallecido Txomin Perurena,  a José Manuel Fuente “el tarangu”...  

Cuántas historias, cuántas tardes entre los calores y los sueños de esas siestas de verano entre las arrancadas de Perico Delgado, cuando el gran Miguelón Induráin lo dominaba año tras año, hasta el famoso chuletón de Alberto Contador, ¡¡qué tiempos!!.

Iba con la ilusión y la candidez colocarme en primera línea, cerca de la meta, pero al intentar subir por la avenida Zumalakarregui  a la meta, ya me di cuenta que era misión imposible, así que pronto desistí, en la cuesta a más de kilómetro, me conformaba con buscar cualquier hueco donde ver a los atletas de la bicicleta

Después de una media hora en la pasaban uno tras otro coches de la caravana y el público chillaba pensando que ya eran los ciclistas, metí la cabeza entre el público, pidiendo perdón, para ver un trozo de carretera, durante toda la etapa ha sido un baño de multitudes para los ciclistas.

Pasaron a la velocidad de un fórmula uno, apenas daba tiempo de apretar el botón para sacar la fotografía… el ruido de los aficionados animando era ensordecedor, como si el mismo impulsará a los ciclistas hacia la meta. 

La publicidad llenaba las vallas y se oía por la megafonía a los locutores hablando en Euskera, francés y castellano.  Nos contaba el transcurso de la carrera, la mala suerte de Enric Mas, que por una caída el primer día se despedía el Tour, Movistar se quedaba sin jefe de filas, qué mala suerte su deporte le debe un gran triunfo. Sin duda, esa caída y sus consecuencias son la cruz de esta primera etapa.

A los primeros que vimos, aunque tengo que reconocer que no los reconocí, fueron dos ciclistas destacados, luego supe por algunos que seguían la etapa en el móvil, que eran los hermosos Yates, y Adam más especialista en la montaña, no perdonó ni a su gemelo Simon, 

Por detrás, a unos segundos, Pogacar y Vinedegaard, las estrellas de esta edición, los grandes favoritos para llevar el amarillo en los Paseos Elíseos, tuvieron su primer duelo, aquí no hay respiro desde inicio, Pogacar ataca y se lleva el sprint de un pequeño grupo, con ellos los cuatro segundos de bonificación que se le da al tercer puesto, que ya se sabe, tacita a tacita, o segundo a segundo, se puede ganar el cielo del amarillo.

Fue breve y bonito mientras duró, ver toda esta caravana tantas veces llamada multicolor, pero la define perfectamente, nos espera un Tour muy interesante, que seguirá compitiendo con los sueños de las tardes de verano, pero qué hermoso es ver lo que con mucho entrenamiento y esfuerzo hacen los grandes atletas de la bicicleta. 
Más feliz que una perdiz ya estaba de vuelta y en el propio metro escribí esta pequeña reseña, no se lo pierdan, mañana otra etapa, más…