Sumar o no sumar, esa es la cuestión

La candidata de Sumar a la Presidencia de España, Yolanda Díaz.

Era una vicepresidenta de eterna sonrisa, que parecía una princesa Disney, la cara amable de una izquierda que tantas veces estaba enfadada con la vida.

Un día quien la eligió para el Gobierno y con su dedo todopoderoso dijo: “Yolanda sobre ti construiré la nueva izquierda”. La verdad es que sonaba bien, ahora… muy democrático no parecía.

Tiempo después la elegida manifestaba que esa forma de ser nombrada no le gustó, aunque lo cierto es que aceptó el encargo de unir esa izquierda, tarea épica ya que históricamente sabe mucho más de dividirse que de Sumar.

El alumno no siempre sigue el camino del maestro, a veces quiere hacer el suyo propio, y los que han sido jefes y generales cuando dejan su cargo son muy malos soldados, aquello de los jarrones chinos, que no saben donde ponerlos y quedan por… hasta en sueños.

Yolanda quiso ensanchar los terrenos de la izquierda, se puede ser radical en los programas, pero eso sí, con la sonrisa en el rostro, se apoyó en las escisiones de Podemos, por lo cual recibió puñaladas en forma de tuits por todo su cuerpo, decidió aguantar silenciosamente, pero llegó su momento y dio un auténtico cañonazo, dejar fuera de las listas a las elecciones generales ni más ni menos, que a Irene Montero, Echenique y …. algo imperdonable para los que dicen que le habían elevado a los altares.

Después de una negociación que parecía el parto de los montes, se llegó a un acuerdo y algunos tragaron con lo que nunca pensaron, pero desde dentro, los que han entrado tapándose la nariz en Sumar y desde fuera, los más beligerantes al acuerdo, no han dejado de darle a dos manos, lo más suave es llamarla traidora.

Desde luego tiene mucho mérito, con todo ese lastre, estar luchando por ser la tercera fuerza política y poder sumar más de 30 diputados, y poder dar el sorpaso a Vox, que no es poco. Puede enseñar unos logros, sin duda la gran disminución del paro y las subidas del salario mínimo interprofesional son una buena bandera,  aunque el fuego amigo puede acabar con su proyecto. 

Yolanda tiene cierto parecido con Zapatero, al que Alfonso Guerra bautizó como Bambi, y es que ella ha hecho de la amabilidad una forma de hacer política, quizás con unas formas un tanto naif, sus cartas son una gran gestión como vicepresidenta tercera,  y sobre todo los acuerdos logrados con empresarios y sindicatos, sobre todo como estos últimos. 

Hay quien dice que ella en realidad es la candidata de Comisiones Obreras (CCOO) tiene que luchar contra demasiados estigmas, desde ser una creación del propio Sanchismo para seguir en el poder, hasta los más malvados que la acusan de estar financiada por el IBEX35, vamos que hay gente para todo y la mala leche es demasiado abundante.

Con tantos obstáculos, tiene un enorme mérito lo que está intentando conseguir, no lo tiene nada fácil, pero pocas veces una mujer ha encabezado un proyecto tan ilusionante para la izquierda, aunque sea una pena que los puros, los que siempre tienen razón, los que guardan las esencias, le estén haciendo la cama.

Por todo ello, Yolanda Díaz y su proyecto @Sumar se juegan su propia existencia en estas próximas elecciones generales, hay muchos esperando con el cuchillo entre los dientes, ¡¡qué pena!!. 

Las políticas progresistas dependen que de este colectivo sea capaz de sacar unos resultados brillantes, pero ya se sabe que hay mucho tonto que quiere morir matando. Sumar o no sumar esa es la cuestión para la izquierda estatal, ser o no ser en el próximo Congreso o incluso en el Gobierno de España.