Esponsanles políticos de un país que arde a corrupción
No hace muchas semanas comentábamos que en épocas de elecciones suelen erupcionar los volcanes de la España negra.
Menos mal que se trata de una vez cada cuatro años, sino habrían perecido demasiados en ríos de lava corruptivos.
A la hora de redactar esta página, me viene a la memoria Ramón María del Valle Inclán cuando en su obra Luces de Bohemia escribía en España el mérito no se premia. Se premia el robar y ser un sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.
Evidente contundencia dentro de esta afirmación, como en todo, tendrá sus límites y honrosas excepciones. Lo anterior nos lleva a la capacidad que disponen los políticos para reinventarse en su profesión, sin propósitos de enmienda de regeneración política.
Recordarán ustedes también, hacia mediados de marzo, les aventuraba en una columna titulada ‘Posible matrimonio político grotesco’ dentro de un romance político que se veía venir entre dos personajes: Yolanda y Pedro.
Grotesco, porque ya se agota la capacidad de reinventar y, al parecer, podría ser el único salvavidas que les queda al llamado sector izquierdista para sobrevivir.
Hace ya tiempo que se observaban ciertas “cucamonas o arrumacos políticos”, entre ambos, y hasta mediante “tiros de cámara” a la zona noble de la bancada azul, se contemplaba a nuestra ministra de Economía, disimuladamente incómoda en ciertas ocasiones, y corroboraba lo que era ya un secreto a voces.
Me cuentan, que tras duras negociaciones figuran ya prácticamente redactadas las “capitulaciones” y lo que aportan cada cual en riguroso orden ascendente o descendente, y, en función de los resultados cada uno recogerá sus réditos.
No desesperen que aún queda por acordar el epilogo.
También apuntaba en otra Columna la sugerencia de: escuchar a Tamamés trotamundos de la política, la sugerencia de prestar atención a la voz del erudito y experto profesor, presuntamente capaz de transmitir bajo otras formas, lo que es hoy un clamor respecto a muchas cosas que ocurren en este País, que no constituye novedad.
A mi modo de ver, no fue un intento de Canto de Cisne, pues aparte de los posibles intereses y manipulaciones partidistas, enigmas, entre otros, todos contra todos, centrados en la intervención del profesor, ningún interesado debió de suponerles aportarles réditos electoralistas, salvo que la destrucción del rival se considere como tal.
Más bien repudiaban las contempladas actuaciones burlescas y declaraciones sarcásticas y carcajadas, en un memiciclo que se pudieran parecerse más a escenas de una Tundra o Estepa infértil en humanidad.
Por un lado, un Canto de Cisne de un expolítico, al que en otros lugares se le preguntaría opinión sobre determinadas circunstancias, si fuera el caso, como ocurre en Estados Unidos.
Pero no, como leones políticamente hambrientos con colmillos de serie con sarcasmos burlescos y carcajadas como chorreras.
Son esas técnicas de bancadas, en que algunas facciones resultan ser alumnas aventajada sobre otras neófitas en estas lides.
Les contaba días atrás como Tito Livio, gran historiador romano, en su Libro Historias de Roma (Historias, IV,9) (18)), que las luchas entre los partidos son y serán siempre, para los pueblos, bastante más perjudiciales que las guerras, el hambre, la peste y cualquier otra ira divina.
No es que se pretenda que la Política se convierta en un baile de debutantes, de cualquier país que se precie en esa índole, pero es que ya la de 2018, contra Rajoy, va camino de convertirse en modelo de patio de colegio.
Este su servidor, seguirá firme en sus convicciones de no acudir a votar en las Municipales ni Autonómicas como muestra de rechazo, y esperará un tiempo prudencial hasta diciembre para comprobar si la política es capaz de regenerarse, y ofrezcan respeto al votante.