Heterosexuales en extinción
Vaya por delante en este artículo mi respeto absoluto hacia todas las inclinaciones sexuales, a las que ni juzgo, ni me interesa saber quién se acuesta con quién ni cuándo y me cansa ir con un cartel alegando que me gusta hacérmelo con peces o no.
Bastante tengo yo con mi vida como para preocuparme de quién mete cada una en sus bajos fondos. Estamos viviendo momentos muy delicados en donde la tortilla se ha dado la vuelta de tal manera que pocos se han percatado de que por un lado está más quemado que por el otro. Y digo esto porque cada tendencia en relaciones es muy amplia, aunque siempre ha existido, pero pocos le poníamos nombre, y te has convertido, sin quererlo, en una especie en riesgo de extinción por ser heterosexual.
No es broma, se lo aseguro, es más, lo he sufrido en mis propias carnes cada vez que anuncio a los cuatro vientos y alardeo que llevo 35 años con la misma persona y felizmente casada 25. Les aseguro que la cara de pena que me han puesto ha sido tal que de poco me siento culpable y empiezo a esconder el dato. ¡Joder, qué agobio!
Hoy todo es progre y como no avances con su ideología, mecanismos de vivir en una sociedad donde las normas se la pasan por el arco del triunfo, te conviertes en el rarito de la clase, aquel que llevaba aparato dental, gafas de culo de vaso y una mancha de nacimiento que le cubría medio rostro; en definitiva, que eres un espécimen y no te has enterado, pero tranquilo que para eso llegan ellos, los de la generación de cristal, la de no me grites que me frustro y la que no trabaja si no es en Youtube y te dice que eres facha, machista y que no mereces ni el desayuno de la mañana porque ahora hay que tomar Kombucha en vez de café con leche porque es más inclusivo.
No se conciben las relaciones como antaño, ahora o te acuestas a las cinco con Clara, a las sietes con Jaime y a las diez haces un trío o estás fuera de onda. Ese es el percal que tenemos y que muchos se están planteando para no estar excluido de la moda.
Y digo yo, que una es muy limpia y que bastante tiene con tener la casa a punto como para dejar que se pasen por mi felpudo cualquier simple alegando que pruebes, que eso es guay y que no vayas de frustrada por la vida que eso no mola y hay que avanzar. Mira, no les doy con la sartén en la cabeza porque seguro que se fríen huevos fritos en ella sin ponerla en la vitrocerámica.
A ver, tontolabas, que estoy que trino y estoy a un tris para ir a ‘Adopta una especie’ para que nos metan como si fuéramos los linces ibéricos en Sierra morena, si es que existen, y hay que mantenernos como especie protegida. Yo no sé con quién te gustará meterte en la cama, pero a mí estos rollos no me molan porque una tiene unas fantasías sexuales en un nivel Dios y te garantizo que ni tú ni cuatros no binarios, trans, queers y su puñetera madre me vais a lograr satisfacer, por lo que no os tiréis el moco de algo que ni habéis probado ni sabéis lo que es. En definitiva, que os creéis Plutón y os habéis pasado la parada de Marte y en esa sí que hay libertad y no la que habéis montado con cuatro niñatos de medio pelo.
A mí cuando me viene un atontado de estos y me dice que abra mi mente es para darle un guantazo con la mano abierta y con anillo, que jode más y da gustito. Este es anormal y su madre no se ha dado cuenta de que se lo han cambiado en el hospital porque la de al lado ya veía el percal en su cara y no lo quería ni a tiros y antes de abandonarlo le dijo a la enfermera que si lo quería para alguien que ahí lo tenía. ¿Esta gente, que no tiene ni veinte años, te quiere enseñar a ti, una mujer de “taitantos” que tu vida sexual es una mierda y que lo que mola es que te la metan por donde sea, cuando sea y las veces que sea?
La última vez que uno me dejó caer que era una amargada por hacerlo siempre con el mismo le expliqué que desde hacía años yo me lo montaba con los contactados, aquellos que se comunicaban conmigo desde otra dimensión y que practicábamos el sexo con escritura mecánica mientas su compañero de nave apuntaba las veces que jadeaba para darme la pastilla de aumento del orgasmo y dejar patente que estaba a la altura de las expectativas extraterrestes. ¡Supera eso, imbécil!
Es más, le llegué a comentar que estaban pasados de moda con las tendencias y que ahora lo que se llevaba era el sexnasal y el audisex, por lo que su cara de estupor fue en aumento al ver que no tenía ni puñetera idea de lo que estaba hablando y eso para ellos es como mentar a Ágatha Ruiz de la Prada en un desfile de Dior, por lo que de poco le da un amago de infarto y se cae de culo en su propia estulticia, que la tiene, y encima alardea de ella. Esa es la generación Z, no toda, gracias a Dios, algunos, los menos, se libran.
Estos son cortitos y poco se lo han dicho, cuando creen que solo existen tres orificios en el sexo y se les olvida el cuatro y el quinto, la nariz y el oído, mira si van de modernos y se han estancado en medio siglo.
El día que prueben que la vagina ya no sirve para nada, porque ya te están diciendo que esta no te hace mujer, y que es mejor probar emociones nuevas porque lo de la nariz es lo más apasionante que hay a años luz que me vengan a hablar de igual a igual.
¡Tanto culo y tanta vagina!, que están más usados que un clínex en el bolso de invierno cuando estamos en verano. Si esta gente se cree que son lo más IN en relaciones sexuales es porque no han probado conmigo y con el cuarto que tengo al fondo del pasillo con llave echada porque como descubran lo que hay dentro me detienen y no salgo para los restos.
Los látigos se han sustituido por pañuelo de papel, no les voy a explicar por qué, y las esposas por el líquido de la otitis por lo del sexo auricular, claro está. ¿Y me vienen a dar lecciones los que no saben ni sonarse los mocos porque les hace daño el esfuerzo? De verdad que tiene delito.
Pero voy más allá porque a alguno ya le invité a una sesión espiritista, que es otra de mis prácticas sexuales por excelencia, en donde estos aparecían con unas pintas de traca para practicar el sexo en una dimensión que no te ibas ni a enterar de lo que era un nanosegundo en el metaverso de Tamara Falcó. ¡Esa sí que es una experiencia orgásmica a nivel superior!, porque hacértelo con uno del siglo pasado, espada de Luis XVI en mano, mientras María Antonieta te observa con la cabeza en la mano no tiene desperdicio. Me van a hablar a mí de experiencias cuando no se atreven a probar esta. Es más, voy a exigir que desde el gobierno enseñen en las aulas cómo estimularse con los muertos porque es menos agresivo y no necesitas poner medios anticonceptivos. ¡De traca lo que estamos viviendo!
Y luego me vienen a hablar de modernidades y de que debo avanzar con la nueva sociedad, que estoy segura de que esto lo trajo la covid cuando el Sánchez nos dijo que era la nueva normalidad. Lo que se les olvidó decir fue que algunos quedaban tarados con esta nueva variante y los efectos secundarios son tan adversos que ahora no hay quien les frene de la tontería que tienen en la cabeza.
Por lo que ya no me han vuelto a decir nada, se han dado cuenta de que soy un bicho raro, vete a saber tú por qué, cuando soy lo más normalito que hay, pero desde entonces y cuando explico mis fantasías íntimas ya no me han vuelto a decir nada. No sé, ahora sí que me siento excluida porque no son capaces de entrar en este tipo de experiencias sexuales de otro nivel. Mira que son exigentes de narices estos progres y lo poco que avanzan en la experiencia sexual superlativa.
Bah, creo que alguno ha vuelto a ser heterosexual y mira que es raro, pero ahí les tienes, probando cosa nuevas que pocos hubieran imaginado.
Si es que, de verdad, qué poco avanzamos en educación sexual.