La nueva identidad
Los tiempos cambian a un ritmo vertiginoso y con ellos las identidades de las personas, que ven cómo debes estar dentro de unos parámetros sociales que te integren en una nueva realidad creada como si uno hubiera ido al esteticista y le hubieran metido Botox hasta en el tuétano.
Se ha pasado de ser normal a un extremo tan opuesto que pereciera como si un bisturí de cirujano en manos de un médico con parkinson hubiera hecho el primer lifting dejando secuelas que después es difícil poner remedio, porque pareces la duquesa de Alba sin poder comer ni articular palabra.
Y digo esto, que soy de las que se va por las ramas sin ver si están secas y se caen conmigo encima, porque ahora mismo o te muestras de una manera concreta o no eres nadie ante unos progres que dicen cómo debes comportarte, cómo vestir, qué comer, cómo hablar y cuándo tener sexo.
Sí, sí, como lo oyen, o te presentas de esta manera que os voy a decir o eres un cero a la izquierda y si te multiplican por cero salen dígitos en negativo. Ojo al dato, como diría José María García.
Yo llevo practicando desde hace meses, porque no les interesa cómo soy en realidad, por lo que cuando digo que me llamo Mónica Iglesias me miran raro, como si faltaran datos en esa presentación insustancial, sacada de un ostracismo de los raritos anulados, y necesitasen más información para integrarte o desintegrarte. Así está el tema.
Eso ya no se lleva, señoras y señores. Ahora tienes que dar más explicaciones a cualquiera que si fueras a hacerte el nuevo Documento nacional de Identidad, donde dentro de poco tendrá tantos apartados que cuando te lo expidan parecerá un prospecto del Paracetamol o del Ibuprofeno para que lo dobles y tengas cuidado de meterlo en la cartera de lo que va a ocupar.
En estos momentos debes hablar más de tu intimidad que en el ginecólogo cuando alguien te presente en una cena de amigos y tú seas la acoplada de turno, donde te ves más perdida que un flamenco en una pista de hielo, por lo que debes salir de casa con la lección aprendida para pertenecer a una sección que parece un personaje sacado del papel couche.
No exagero nada en absoluto. Hace poco pude comprobar que en algunas reuniones uno debe contar a desconocidos si eres gay, queer, bisexual, transexual o animal crossin con Pokemon incorporado, porque como se te ocurra decir que eres monógama y que solo te van los tíos quedas excluida del club del progresismo y pasas a ser el aburrido de la fiesta al que nadie se acerca porque puede que contagies con tu absurda y ridícula tradicionalidad a los allí presentes. Tu nombre y tu trabajo no les interesan, tan solo tu orientación sexual y los ideales que tengas sobre las nuevas leyes aprobadas.
Por supuesto nunca me ha gustado ir a la cola de las modas y esto lo llevo preparando desde casa cuando tengo tiempo, porque no se te puede olvidar ningún punto exacto para que seas aceptado en el club VIP de los que ahora se ponen la medalla o se santiguan como la dolorosa ante el paso de semana santa del cuerpo de Cristo Estenuado por cansancio vital, al ver que llueve en dicha salida y no le pueden procesionar; en definitiva, que te catalogan como progre o no según te identifiques.
En estos momentos está obsoleto ser un Duque de Alba o una Cayetana. Ahora se estila si avanzas con los tiempos o si te salen almorranas.
Por lo que mi presentación ahora es la siguiente cuando estoy en sociedad:
Soy Mónica Iglesias, heterosexual, crudovegana, católica apostólica y romana de la iglesia de San Vicente de la Maza, partidaria, já me maten, del actual gobierno de coalición, con el número 40 de pie, con sofocos por la supuesta menopausia y con digestiones difíciles cuando como hamburguesas de soja y resulta que están adulteradas porque la cadena de congelación se la han pasado por el arco del triunfo los del supermercado donde compro.
No me gustan los hijos porque no me va lo del término progenitor gestante y no tengo animales porque me van las iguanas y estas no bailan como las lagartijas de campo. Como insectos del restaurante chino de abajo de mi casa porque les han hecho una inspección, tener cucarachas ya no es tema de sanidad, y desde entonces todos las pedimos como aperitivo antes de solicitar en la mesa el arroz tres delicias.
No soy racista, por lo que mi marido es de África del sur, pero ahora ha decidido ser blanco, se está haciendo un tratamiento a lo Michael Jackson y dentro de poco va a alegar que como ese concepto de libertad de raza no se recoja en una nueva ley será considerado discriminatorio y la liamos. Follo con la regla y si tengo retraso me pongo Ketchup para que el maromo no se sienta ofendido para demostrarse a sí mismo que hace lo que las ministras insisten en que hagamos. Me van todas las prácticas sexuales habidas y por haber y si no las conozco te digo que las practico también. Soy la camarera del tito Berni y fui la que sacó las imágenes con profesionales mientras se lo hacían bajo la mesa. Una joya soy en avances en el progresismo absolutista y con ley sálica si me apuran. No compro jamás en Mercadona, Zara ni pido créditos a los bancos, que son exterminadores capitalistas despiadados. Esa soy yo, así de simple. ¡Vamos, hombre! Creo que no me he dejado nada, lo comprobaré otra vez por si las moscas.
Todo eso es lo que debes argumentar si te presentas como es debido ante los que dicen progresar y sin embargo son y serán víctimas de sus propias leyes en breve, ya lo verán. Esto es lo más maravilloso que he visto jamás en democracia.
Oye, y esto no es broma, porque decir solo tu nombre es como dejar en tela de juicio que ocultas algo, por lo que he decidido imprimir una camiseta con todos los datos por el ahorro en el lenguaje, no solo va a ser el energético, cada vez que quede con amigos nuevos para que no se me olvide todo lo que debo decir.
Es increíble que en los tiempos que corren uno tenga que ir por la vida diciendo la inclinación sexual que tiene cuando siempre me ha importado un pepino. Y es que todo se reduce a eso, a la identidad sexual para ser aceptado por todos y no ser catalogado como un producto caducado en la estantería de una tienda de barrio. Es terrible lo que digo, pero así es y pronto se darán cuenta.
En breve, mira que me lo veo venir y ya voy poniendo alambre a la situación, veremos que la nueva ley será que si una tía se encapricha contigo no podrás decirle que no te gusta porque será tipificado como delito de frustración sexual, por lo que cuida que esto no pase porque te las puedes encontrar en la cama con un cartel que diga que solo sí es sí y que no admiten un no por respuesta, bajo riesgo de denuncia previa. Ironías de una, ya saben.
Hasta ese punto hemos llegado, señores míos, al despropósito absoluto en donde hacemos leyes como churros y cada día nos despertamos con el miedo a poner las noticias de la mañana para comprobar si se ha creado alguna idiotez más que sea declarada obligación de orden público.
Estoy convencida de que la gente que está legislando en estos momentos lo hace según tenga el día. Si les cae una cagada de paloma sacan la de bienestar animal, pero cuidado que a estas pobres ratas voladoras no las he visto cubiertas por dicha ley; o te hacen ley un alimento, como el excremento del escarabajo pelotero, porque tiene calcio, fósforo, hierro, omega 3 y te baja el colesterol sin Danacol y es perfecto para los efectos de los sofocos en la menopausia temprana en mujeres de 45 en adelante.
Pero todo esto no es lo peor, lo malo es que la gente se escuda en los que abrimos la boca, pero después no dicen ni mú cuando se les pregunta, no vaya a ser que les venga una multa y no la puedan abonar, por lo que cuando nos cierren el pico a periodistas, escritores, youtubers y demás a ver quién os saca las castañas del fuego porque tendrán las tragaderas como María Jiménez cantando el Se acabó porque ya no tiene voz por la afonía perpetua de tanto decirlo y que ni Cristo le haga caso.
Así somos, así nos va, como las monjas en un convento de clausura, que esa es otra, porque esas pobres no han catado varón y serán consideradas como una especie en peligro de extinción y se las visitará, previo pago en ventanilla para acceder al interior por el cierre de zoológicos y ser las sustitutas del sistema, para explicar que fueron los bichos raros y que se las cuida porque no queda otra y es mejor dejarlas como piezas de un museo que hacerlas desaparecer del mapa. ¡Esto es de locos!
Yo que siempre he defendido que para crear no hay que destruir me veo en un sistema en donde parece que estoy en una cuneta viendo los coches pasar y sin querer subirme a ninguno porque prefiero caminar sola, con mis locuras y silbando cantos gregorianos porque son los que me hacen meditar.
De traca es decir poco para entender lo que estamos viviendo, pero cuidado que esto puede ir a peor por lo que ya conocen el lema: lo que no mejora, EMPEORA.
Veremos cuál será la nueva Ley y sus consecuencias varias. Hasta entonces sigan practicando las presentaciones si no quieren quedar como el Manolo de campo que araba con la mano porque era más barato y la hoz no estaba al precio adecuado.
Me detiene, señores, les aviso que me detienen en breve. Voy a confeccionar mi nuevo uniforme porque de esta no me libro.