sábado. 23.11.2024
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Entre mercadotecnia política y último servicio al país

Hará un mes aproximadamente, les escribía una Ccolumna titulada: ‘Esponsales políticos de un país que arde a corrupción’, comentando ciertas “cucamonas o arrumacos”, observados entre Yolanda Díaz (Sumar) y Pedro Sánchez (PSOE), y, hasta mediaban tiros de cámara, que no ocultaban una especie de amor político adolescente de lo que ya era un secreto a voces.

Entre mercadotecnia política y último servicio al país

Intentábamos entonces vislumbrar en sus prolegómenos el riesgo y ventura que este tipo de episodios suelen deparar.

Desde luego, no se tratan de esponsales de carácter real ni tan siquiera morganático, pero por su carácter político, cuando llegue el momento, (después de las municipales y autonómicas), como suele decirse, correrán ríos de tinta en un sentido u otro, y comenzarán a aflorar méritos y deméritos de cada cual.

Dichas Elecciones probablemente supondrán “el filtro”, anhelado de los politólogos como si se tratara de un pronóstico “cortoplacista” o bola de cristal cara a diciembre, o lo que significa lo mismo, explorar un tema que resulta controvertido o complejo al menos en estos momentos.

Siguiendo a la autora: Leyvi Castro Martínez, venimos observando en el comportamiento de Yolanda Díaz en la escena política, ciertos aspectos parecidos a algunos de los empleados por Obama en su campaña de 2008 a la presidencia de Estados Unidos. Naturalmente, salvando particularidades a ambos lados de los mares, pero con una máxima de Sánchez Medero, de por medio: “si no sales en los medios, no existes”. (objetivo de los Candidatos).

Tanto en su vida política habitual como en su ya iniciada campaña electoral cara a diciembre, Yolanda, si se me permite la licencia, cuando llegue dicho mes tendrá deshojada su margarita particular, aunque algo me dice que dispone ya de su decisión, empleando su retórica de base sofista, acompañada de una presentación como “candidata al cambio”, cara a un electorado joven, junto a otros votantes potenciales.

Dicho electorado joven, ha sido siempre como una especie de El Dorado para los partidos políticos: se sabe que también existe, pero no se llega a él.

En su comportamiento habitual frente a las cámaras suele desarrollar “un tipo de acercamiento cálido y casi familiar hacia el público a quien se dirige”, en absoluto distante o de escenario como otros candidatos. Se nota que desea conseguir adeptos para un nuevo partido.

En cambio, otras herramientas en el campo del Marketing de la Comunicación como la telefonía móvil; mensaje, entre otros, afortunadamente para muchos de los votantes aún no se ha desarrollado/autorizado sus formas en España, ni nos encontramos preparados para ello.

Pasemos ahora a comentar sobre lo que cabe esperar por parte del candidato oficialista, sobre lo cual, ya nos viene “prescribiendo” las clásicas recetas de promesas e inexactitudes.

Como a todos los presidentes rotatorios de la UE dicho puesto es más bien de carácter simbólico, ya que la UE continuaría igualmente funcionando sin necesidad expresa de los mismos.

Todos los Estados miembros, se ven limitados en sus respectivas presidencias, unos más que otros, pues la Política UE. se encuentra prevista con antelación suficiente, y los posibles imprevistos siempre se encuentran encima de alguna mesa dispuestos a ser abordados.

España dispondrá en el segundo semestre del presente año de una magnífica oportunidad durante la Presidencia de la Unión Europea por parte de Sánchez para intentar prestar el mejor y quizás un último posible servicio a España, basándonos en similares situaciones históricas anteriores, en que se utilizará como maquinaria propagandística del gobierno al uso, con el aditivo en esta ocasión de encontrarse España en elecciones generales.

Podría intentarse, sugeríamos días atrás, una oportunidad algo empírica y propicia, dado que al fijarse un horizonte medioambiental para 2050, España podría encontrar algún hueco de “intento reparador” entre la virulencia climática que nos acosa:

Posiblemente bastantes de nosotros, siguiendo nomenclaturas de Naciones Unidas, no nos hayamos concienciado suficientemente que tenemos enfrente a una especie de cuatro jinetes del apocalipsis convertidos en: calentamiento global, crisis climática, emergencia climática y cambio climático.

El primero, se refiere al aumento progresivo de la temperatura terrestre y se encuentra asolando actualmente a países de Asia. El segundo, a la celeridad y gravedad del problema medioambiental.

El tercero, Tiempo y Medidas que un gobierno tarda en emplearlas/adoptarlas, y el el cuarto, atribuido a la actividad humana con influencia en nuestra salud.

Este su servidor, en 2019 estuvo acreditado por Naciones Unidas en la Conferencia Mundial del Clima, celebrada durante dos semanas en el IFEMA de Madrid, y según las malas lenguas, allí posiblemente comenzó a fraguarse la covid-19, ante la diáspora de cientos de nacionalidades circulando por sus Instalaciones.

Otros contactos internacionales se mantienen con el objetivo de estar informados sobre las acciones del poderoso: Grupo del Petróleo. 

Cabe decir que la Conferencia Mundial del Clima de 2019, careció de éxito, al igual que las sucesivas, aun significando el Consejo de Europa, que Unión Europea y sus Estados miembros, son el mayor proveedor mundial de financiación pública para la lucha contra el cambio climático: en 2021, aportando 23.040 millones de euros.

Significar nuevamente que el Medio Ambiente en España casi siempre ha sido una especie de “asignatura maldita”. 

Desde 2007, ha tenido el dudoso honor de encabezar la ‘Champion de los Infractores’, compartiendo casi siempre podio, acumulando según la prensa especializada cientos de infracciones desde 2002, acabando algunas de ellas ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Pero seguimos padeciendo esa especie de ‘Triángulo de las Bermudas’ que componen nuestras tres Administraciones públicas, que se “pelotean” unas a otras las responsabilidades, ¿preguntándose a quién corresponde?.

Razón suficiente entre otras muchas, para que un servidor tenga decidido abstenerse ante las urnas, a la espera de alguna regeneración política.