jueves. 21.11.2024
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Opinión

Todas debemos ser gordas

Somos lo más inepto que existe como sociedad. Nosotras, unas mindundis del tres al cuarto que se pasan cinco años en una carrera, más el Máster o en un Grado Superior, hemos desechando nuestro tiempo, y no sabemos cómo, cuándo para ser alcaldesa no hacen falta más que dos cosas; ser gorda y lesbiana.

No me critiquen, que yo solo avalo lo que la ministra Insisto ha adulado de la aspirante a nueva alcaldesa de Valencia  por Unidas Podemos, una tal Pilar, donde lo único que interesa de su curriculum vitae es que tenga estas dos características; el resto de las cualidades que debería tener dicha señora; estudios, cultura, formación... son tonterías y unos criterios que no los quiere ni Satán en el infierno porque es agua pasada y ahora hay que ser inútil para que te den un puesto.

A esto hemos llegado, señores míos, a ver a una mujer, que cobra del erario público, decir una cantidad de sandeces que dan ganas de hacer una reclamación al Ministerio para que me devuelvan el dinero que se destina a unas prácticas que no son normales.

¿A quién narices le importa si esa mujer tiene sobrepeso o es boyera? A esto se reduce, una vez más, el valor que deben tener las mujeres ahora mismo para que se las respete; ser feas, gordas, boyeras y acostarse a las ocho de la tarde viendo Casimiro en la televisión.

Pero ahí no queda todo porque la Pam, Pim, Pum está muy preocupada al comprobar que en el Congreso no hay tantas féminas obesas para que su ego, presuntamente, no sufra y esté en igualdad de condiciones para que no se la juzgue. De verdad que si o ven que nos dirigen personas que deberían ser estudiadas por la patología nueva, que dentro de poco descubrirán los psiquiatras de este país, es porque estamos ciegos, la tuerta soy yo y además tengo herpes ocular en el ojo bueno.

Me la pela si esa obtusa se gusta con sus kilos de más. Me da exactamente igual si una señora se acueste con Pepe, con Juan o con mi primo cuando la esposa está en el trabajo y cree que este le  los recados por las ofertas del supermercado.

O ponemos sentido común en dar un sueldo a personas que en vez de mirar por los intereses de las mujeres y los hombre, a partes iguales, se miran sus complejos y los sacan a pasear para que vean lo que sufren o lo siguiente será ver cómo nos dirigen desde el Gobierno ministros haciendo espiritismo para que Calvo Sotelo, Peces Barba, Boyer y la Santa madre iglesia den lecciones de cómo aplicar Leyes para que en vez de decir que ‘Solo Sí es Sí’ aleguen que es mejor pronunciar que ‘Quizás es Quizás’, por lo que la duda siempre está en el aire y es difícil de saber cómo actuar.

Cada día creo que estoy en una realidad distorsionada o paralela, vayan ustedes a saber, porque el dislate es tan grande que ya ni con calzador te puedes poner el zapato, por la cantidad de ampollas que hay en los pies para caminar con las ruedas de molino que estos señores imponen a golpe de talonario electoral.

Ya lo decía Cicerón hace tiempo, que cuando una presidencia está a punto de caer más absurdas son sus Leyes y argumentaciones.

Lo que se le olvidó decir a este gran orador, de quien soy discípula, es que ellos mismos serán víctimas de sus propias legislaciones. Al tiempo.