“Me gustaría que el Festival Internacional de Santander se llegara a equiparar al de Edimburgo”, aseguró Cosme Marina
El nuevo director artístico del FIS apuesta por una programación más variada, ampliar el repertorio con obras inéditas y hacer más espectáculos en la calle
Cogió las riendas del Festival Internacional de Santander (FIS) en el mes de enero del presente año y tras completar la actual programación con la anterior directora, Valentina Granados, ya trabaja en las ediciones de los tres próximos años.
Cosme Marina González (Concejo de Piloña, Asturias, 1970) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo y lleva más de 20 años de experiencia dedicado a la programación cultural, sobre todo en Oviedo. Pasó por el periodismo, como crítico, y escribió sus artículos para diversos medios de comunicación, tanto nacionales como regionales.
Ante esta nueva etapa como director del FIS, ofrece su punto de vista sobre su situación, novedades, cambios y el futuro que le aguarda.
-¿Cuándo contactan con usted para proponerle el cargo y cuánto tarda en decidirse?
En diciembre contactaron conmigo de forma sorpresiva y para pensármelo en cinco minutos ya que se jubilaba la anterior directora. En el Patronato presentaron mi candidatura, pero yo tenía trabajo de organización pendiente por lo que solo pedí una condición al incorporarme: trabajar con la anterior directora para realizar una transición ordenada, me sirviese de guía y para resolver dudas.
-Usted lleva desde enero como director artístico del FIS, ¿se ha encontrado con alguna sorpresa no deseada en estos meses?
No, y lo diría si me lo hubiera encontrado. Me encontré un Festival saneado económicamente, cosa que no es fácil en los tiempos que corren. Había programación contratada con grandes orquestas en colaboración con la Quincena Musical, pero tenían programas iguales, por lo que se estudiaron cambios. Se trabajó a cuatro manos, de tal forma que se modificaron cosas. Se reorientó el Festival sin cambiar la esencia.
-Está a punto de iniciarse la 73 edición del FIS, ¿cómo está siendo la respuesta del público ante la actual programación? y ¿atrae público de otras Comunidades?
La respuesta ha sido muy buena con la venta del abono general que ha crecido un 20 por ciento, al igual que los abonos parciales, sobre todo de danza. El público es mayoritariamente cántabro, aunque en el abono general también hay de Madrid, Bilbao, Valladolid e incluso del extranjero y me sorprendió. En cuanto a la venta de entradas sueltas va razonablemente bien teniendo en cuenta que quedan unos días para el comienzo y todo el mes de agosto. Se ha alcanzado el 70 por ciento de ventas de entradas previstas.
-¿Qué conciertos están despertando más interés?
La Gala sobre Puccini, la Filarmonica della Scala o la Bach Collegium Japan. La danza se está vendiendo muy bien, desde la Compañía de Antonio Gades que ya ha vendido casi un 90 por ciento, ‘La Sylphide’ con la Compañía Nacional de Danza, la de Nacho Duato o la Compañía Käffig, que es algo nuevo con música en vivo articulado sobre música barroca. Pero tenemos que dejar entradas para el mismo día de la función.
-Ahora que ya va viendo cosas, ¿qué cree necesario cambiar o mejorar en próximas ediciones?
Las mejoras tienen que venir de la mano de la ampliación de presupuestos, con un compromiso institucional y habrá que lucharlo a corto, medio y largo plazo para que se estabilice. La profundización en la danza ha llegado para quedarse, conseguir una presencia vocal de primer nivel, sacar el FIS a la calle fuera del Palacio de Festivales para que participe la ciudad y ampliar los Marcos Históricos. También hay que apostar por espectáculos distintos y colaborar con otros festivales como Salzburgo o los Proms ingleses, creando alianzas y colaboraciones.
-¿El precio de las butacas le parece correcto, hay diferencias con otros Festivales?
Los precios están muy ajustados, hay que darse cuenta que el presupuesto para contratación ronda el 65 por ciento del global. Las subvenciones actualmente son del 30 por ciento y en taquilla se recauda casi el 70 por ciento, un porcentaje alto para el estándar español. La aportación del público es significativa.
-Los programas en los Marcos Históricos son una seña de identidad del FIS, ¿qué criterios y condiciones técnicas se estudian para seleccionar los diferentes escenarios más adecuados para cada actuación?
Se busca adecuar la música al espacio, si hay una iglesia de estilo barroco que acoja música barroca, pero para la música de cámara hay que tener cuidado con la reverberación. En determinados lugares funcionará un coro y en otro un violonchelo sólo. Buscamos grupos importantes nacionales e internacionales no sólo la presencia de músicos españoles.
-La actuación de la Compañía Nacional de Danza con ‘La Sylphide’ en el FIS será la última ocasión de Joaquín de Luz como su director artístico, ¿qué opina de su relevo? y ¿tienen previsto algún acto de despedida en Santander?
Ha realizado una gran labor, estabilizando la Compañía, abierto a repertorios que no se trabajaban y en el repertorio clásico ha elevado tanto el nivel técnico como la calidad de las producciones. Le ha dado un prestigio y espero que el nuevo rumbo continúe sobre la base construida. Aquí en Santander se le quiere mucho.
El anfiteatro del Centro Botín acogerá el día 7 de agosto a las 18.00 horas, una clase magistral para bailarines de Cantabria. A esta masterclass le seguirá el encuentro entorno a ‘La Sylphide’ que unirá a De Luz con el escritor y periodista especializado en danza Roger Salas y que se celebrará a las 20.00 horas en el auditorio del Centro Botín.
-¿Existe hoy día algún tipo de colaboración entre el FIS y las instituciones musicales de Cantabria, así como conservatorios, orquestas, academias...?
Nos hemos reunido con el sector de la danza, de las academias y asociaciones profesionales, para realizar vínculos, se puede colaborar de muchas formas con las instituciones, como los conservatorios, aunque somos un festival de agosto y son fechas complicadas por las vacaciones.
-Usted habla de la posibilidad de alargar los actos del FIS a lo largo del año, ¿cree posible una colaboración con la programación habitual del Palacio de Festivales más allá del mes de agosto?
La relación con el Palacio de Festivales es muy buena. Se potenciarán los talleres con estudiantes como los que se celebran en San Vicente de la Barquera y se buscará alguna fórmula de colaboración y de formación teórica y artística.
-Parece que desde el Gobierno regional son conscientes de la necesidad de hacer obras de renovación en la Sala Argenta por sus numerosas deficiencias técnicas y de seguridad. ¿Cuáles son en su opinión las más necesarias?
Tuvimos una reunión con el Palacio de Festivales para poner sobre la mesa las deficiencias que todos vemos, dado el uso intensivo del equipamiento a lo largo de todo el año, incluso el FIS durante todos los días del mes de agosto, con temperaturas cada vez mayores.
El Plan Director es muy buena noticia y recoge las necesidades reales que tiene el Palacio: la concha acústica se debe actualizar y mejorar para moverse de manera más rápida y automatizada, la iluminación led para no generar más calor añadido, el sistema de ventilación y me gustaría que el foso de orquesta se reforme para repertorios más ambiciosos. Se irá resolviendo por fases con cargo a la capacidad inversora que desconozco y lo deben decidir los técnicos.
-El capítulo de presupuestos y gastos ¿es el mayor problema?
El presupuesto artístico y el coste logístico al traer una orquesta, viajes, hoteles y dietas, es lo que más incrementa el coste. Se colabora con hoteles, pero los precios son lo que son. Se está cuidando la huella de carbono y hay que ser cuidadoso, por lo que hay que crear alianzas con festivales y hay orquestas que no vienen a España si no tienen garantizados dos, tres o cuatro conciertos. No te vienen para uno, lo cual me parece muy bien.
En agosto sólo está la Quincena Musical Donostiarra y el Festival de Peralada que de momento trabaja el pequeño formato con recitales líricos. En España no hay una gran cantidad de festivales como en Europa y en el caso de Granada tiene lugar en junio y julio.
-Por su vinculación profesional y personal con Oviedo, ¿cree que podría haber algún tipo de colaboración entre ambas ciudades?
Es complicado, en Oviedo no hay programación a gran escala en verano pero sí hay muy buena colaboración con las orquestas asturianas, al igual que con Bilbao y Castilla y León, que las quiero mantener. Son cercanas, de calidad y se abordan proyectos a costes razonables.
-De los actuales festivales de música europeos, ¿con cuál le gustaría que el FIS llegara a equipararse en un futuro?
Los festivales son muy diferentes. Me gustaría equiparar el FIS con el Festival de Edimburgo donde la ciudad está implicada, es muy ecléctico, la música clásica está a un nivel muy alto y hay programas muy variados. Salzburgo es un festival al que hay que mirarse siempre, donde la ópera tiene una gran presencia y te marca pautas, pero su presupuesto es enorme. El FIS debe ser más diverso, incluso con teatro o recitales de otras músicas como cuando se trajo a Liza Minnelli.
Hay que arriesgar, reivindico este derecho, el acierto-error te hace saber lo que funciona y lo que no. Los proyectos culturales hay que dejarlos posar porque algunas iniciativas pueden salir a medio plazo. Si el público se lleva una buena sensación, luego funciona el boca-oído.
-¿Qué posición tiene hoy día el FIS a nivel nacional o europeo?
A nivel nacional está posicionado entre los tres más importantes, junto con la Quincena Donostiarra y el Festival de Granada. El FIS es patrimonio cultural de Cantabria y proyecta la Comunidad como embajador cultural. Salzburgo vive de la música, aunque allí nació Mozart que eso ayuda, y ha sabido tejer una actividad musical desde enero a otoño.
-En dos años se cumplirá el 75 aniversario, ¿nos puede adelantar algo de sus intenciones?
En 2026 es la 75 edición del festival y ya estamos trabajando en ello. Espero que haya una sensibilidad especial en el apoyo público y el patrocinio privado. Esa edición debe ser un punto de inflexión para que sea reconocido a nivel nacional e internacional y a la vez muy distinto, apostando por nuevos formatos y nuevas músicas.
Me gustaría programar ópera representada, pero sólo se hará cuando se cuente con los fondos adecuados para hacerlo con la calidad que se merece. No se debe hacer de cualquier manera, ya que no merece la pena. Tiene que haber una orquesta de prestigio, un reparto vocal importante y una producción escénica de buen nivel y eso cuesta mucho dinero para hacer dos funciones y tres semanas de ensayos.