sábado. 23.11.2024
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CRÍTICA

Una Madama Butterfly de poca emoción y muchos catarros

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió la ópera con un lleno absoluto en la Sala Argenta

Un momento de la ópera que lleno la Sala Argenta.
Un momento de la ópera que lleno la Sala Argenta.
Una Madama Butterfly de poca emoción y muchos catarros

FICHA:

-Ópera: 'Madama Butterfly'. Libreto: Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Música: Giacomo Puccini.

-Reparto: Cio-Cio San, Carmen Solís; Pinkerton, Vicenç Esteve; Sharpless, Carlos Daza; Suzuki, Anna Tobella; Goro, Jorge Juan Morata; Il Principe Yamadori, Cristòfol Romaguera.

-Coro Amics de l’Opera de Sabadell. Orquesta Simfònica del Vallès.

-Dirección de Escena: Carles Ortiz. Dirección musical: Daniel Gil de Tejada.

-Espacio. Palacio de Festivales, Sala Argenta. Jueves, día 11 de enero 2024.

-Calificación (sobre 5): **

Es notorio que en Santander hay “hambre” de ópera, zarzuela y ballet. Las muy escasas funciones programadas a lo largo del año de lírica y danza suelen tener llenos absolutos de la Sala Argenta, incluso con propuestas escénicas que no siempre reúnen los estándares de la calidad que se espera y se desea de un teatro/auditorio público como es el Palacio de Festivales de Cantabria.

Pero claro, para hacer una selección de propuestas escénicas de alto interés artístico y una calidad contrastada hay que ojear mucho, hay que viajar y ver muchas cosas, estudiar esas propuestas y valorar si son acordes a lo que el público aficionado espera y se merece. Lo fácil es tirar de compañías asequibles, que con cierta dignidad ponen en escena títulos conocidos para garantizarles ese lleno de público.

Esto último es lo que nos han estado trayendo a Santander desde hace unos años. Se contrata a la Fundación Òpera a Catalunya, de Sabadell, con títulos muy manidos y así me quito el problema de encima. Ya tenemos ópera. Primero fue con un deficiente Rigoletto, luego vino un decepcionante Don Giovanni, y ahora le ha tocado a la desgraciada Cio-Cio San, Madama Butterfly. Y para ahorrar más en costes, que vengan en bus desde Sabadell la víspera del estreno y casi sin ensayos, subimos el telón. Tal cual.

Estrenada en febrero de 1904 en La Scala de Milán, 'Madama Butterfly' es una tragedia llena de emoción en sí misma, y aquí es donde la compañía de Sabadell flojea, con un primer acto embarullado y escasos de emoción en los actos finales. Se requiere de una protagonista de muchos quilates musicales y escénicos (¡qué recuerdos de Raina Kabaivanska!), de una voz de soprano lírico-spinto con momentos de inocencia y momentos de puro dramatismo.

En Santander ha sido la soprano pacense, Carmen Solís, quien se hizo cargo de este papel emblemático y demostró que lo tiene interiorizado, sabiendo hacer un uso inteligente de sus recursos vocales. Su timbre vocal no es bello, es algo áspero, pero sabe usar los reguladores para conseguir medias voces y frases entonadas, a pesar de que su vocalización es mejorable.

Estuvo correcta en “Un bel dì, vedremo” y en su escena final, aunque se echó en falta más emoción escénica y dramática. Se agradece su esfuerzo, aunque se reservó en algunos momentos sobre todo pensando que tenía que cantar este endiablado papel dos días seguidos y sin descanso. Otro despropósito para ahorrar costes.

Saludos al final del espectáculo.
Saludos al final del espectáculo.

El papel del teniente Pinkerton fue interpretado en estas funciones por Vicenç Esteve quien sustituyó por enfermedad al inicialmente previsto Enrique Ferrer. Es una voz muy limitada de registro y sin las cualidades de tenor spinto que requiere su personaje, aunque bastante hizo con hacerse cargo del papel casi sin ensayar. Más apropiado estuvo Carlos Daza como el cónsul Sharpless, al igual que la Suzuki de Anna Tobella. Correctos el resto del reparto.

El coro, algo limitado de voces pero afinados, como en el famoso coro “a bocca chiusa” del segundo acto. La orquesta Simfònica del Vallès estuvo más entonada que en años anteriores, con la concisa dirección de Daniel Gil de Tejada, muy pendiente de la concertación entre foso y escena. La dirección de escena de Carles Ortiz es casi inexistente, sin una clara dirección de actores y una escenografía e iluminación muy pobre y básica, pensados para escenarios pequeños, no como para la Sala Argenta.

Lleno absoluto y aplausos generosos al final lo que demuestra lo comentado al principio, aunque media sala estuviera con catarros, toses y flemas que, en ocasiones, se oían más que a los cantantes. Esperemos que la nueva dirección artística del Palacio de Festivales traiga nuevos aires en futuras programaciones y se pueda alcanzar el nivel deseado para Santander.