sábado. 23.11.2024
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CRÍTICA

Más sombras que luces en el balance cultural del año 2023 en Cantabria

Los nuevos proyectos, MAS, Mupac, el Espacio Pereda y el Museo Reina Sofía son la apuesta para potenciar el ámbito de la cultura

Actuación en el palacio de Festivales de Cantabria.
Actuación en el palacio de Festivales de Cantabria.
Más sombras que luces en el balance cultural del año 2023 en Cantabria

Comentábamos hace un año por estas mismas fechas el dato que reflejaba el descenso del número de turistas que viajaban a Cantabria por motivos culturales. Aunque los datos no han mejorado, parece que se están poniendo algunos cimientos para que esta situación cambie.

Las reforma y ampliación del Museo de Arte Moderno de Santander (MAS), de la Biblioteca Menéndez Pelayo, la construcción del nuevo Museo de la Prehistoria y la Arqueología de Cantabria (Mupac), el nuevo Espacio Pereda que se construye en la antigua sede central del Banco Santander o las obras de la sede del Museo Reina Sofía en Santander, podrían dar luz en los próximos años al potencial cultural que tiene Cantabria, siempre que su modelo de gestión sea llevado por verdaderos profesionales.

Por su parte, la Feria del Libro de Santander parece que se consolida tras el éxito de la celebrada en el mes de julio, aunque le falta un largo recorrido en su repercusión social.

En cuanto a las artes escénicas y la música, en este año 2023 se ha seguido programando cada uno a su libre albedrío y, a veces, con un nivel artístico cuestionable. Hay excepciones, como la programación del teatro Concha Espina de Torrelavega que, con escasísimo presupuesto, consiguen una programación decente, o la programación diversa del teatro Casyc en Santander.

Capítulo aparte merece la programación que hemos tenido en el Palacio de Festivales que, como institución cultural de carácter público más importante, debería ser el referente de la actividad escénica en Cantabria y, sin embargo, a pesar de programar muchas cosas, hay cierta indiferencia entre los aficionados por el escaso interés que despiertan muchos de sus espectáculos

Siguen sin hacerse producciones propias, exceptuando el estreno en abril del musical ‘Reconectando’ dirigido por Adrián Alonso, ni colaboraciones con otros teatros o auditorios.

La visita de Lola Herrera o de Nuria Espert en el ocaso de sus carreras con obras escritas para sus lucimientos, han aportado poco a la temporada actual. Las versiones de ‘Los santos inocentes’, ‘La Celestina’ o de ‘Ay, Carmela’ se quedaron a medias. Interesantes fueron las versiones de ‘El avaro’ de Molière y de ‘Las locuras por el veraneo’ de Carlo Goldoni.

Los nuevos nombramientos pueden relanzar la programación.
Los nuevos nombramientos pueden relanzar la programación.

En cuanto a la música en la programación palaciega, poca cosa a lo largo del año. La visita de la Sinfónica del Principado de Asturias, la producción de ‘Doña Francisquita’, o el concierto de la Sinfónica de Amberes fueron algunos eventos que se podrían citar.

Y sin ópera en todo el año. Referente a la danza, solo la modesta visita del Ballet Nacional de Cuba cubrió la vergonzosa ausencia de programas de danza clásica o contemporánea que tanto reclamo tienen entre el público (y no quiero recordar la misérrima versión de “Giselle” de enero).

Sobre la programación del Festival Internacional de Santander (FIS), ya está casi todo dicho. Se ha convertido en un simple ciclo de conciertos de verano, sin identidad propia y que se pueden ver en cualquier otra ciudad a lo largo del año. De la pasada edición, se pueden nombrar algunas citas como la maestría de Daniel Harding y Grigori Sokolov, la versión en concierto de la ópera ‘L’orfeo’, la rompedora visión de ‘El lago de los cisnes’ a cargo del Ballet Preljocaj o la compañía de Antonio Najarro con su ‘Querencia’. Lo demás pasó sin pena ni gloria.

La Cultura en todas sus vertientes tiene “per se” un alto nivel de exigencia, y el público debe conocerla tal cual ha sido concebida sin rebajar un ápice su esencia. Para ello, hace falta imaginación y planificar con tiempo, marcar la diferencia con otras ciudades creando un perfil propio, pero siempre con los máximos estándares de calidad. Así se atraen nuevos públicos de aquí y de fuera.

Pero, seamos optimistas de cara a los próximos años. El nombramiento del músico Esteban Sanz Vélez como nuevo director artístico del Palacio de Festivales y del gestor musical Cosme Marina como nuevo director artístico del FIS, abren nuevas expectativas de cambio hacia una actitud más pro activa y con nuevos criterios de gestión, aunque sea con menos cantidad de cosas. A veces, menos es más.