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CRÍTICA

La Philharmonique de Radio France clausura un FIS en transición

El Palacio de Festivales acogió el concierto de clausura con obras de Claude Debussy, Édouard Lalo, Maurice Ravel e Igor Stravinsky

Concierto de la
Concierto de la Philharmonique de Radio France.
La Philharmonique de Radio France clausura un FIS en transición

FICHA

-Festival Internacional de Santander. Concierto de clausura. Orchestre Philharmonique de Radio France. Obras de: Claude Debussy, Édouard Lalo, Maurice Ravel e Igor Stravinsky. Solista: Sol Gabetta, violoncello. Director: Mikko Frank.  Palacio de Festivales, sábado, día 31 de agosto de 2024.

-Calificación (sobre 5): ****

Después de un intenso mes de agosto musical, se ha llegado al final de la 73 edición del Festival Internacional de Santander (FIS) con un concierto a cargo de la Philharmonique de Radio France que, sin tener la espectacularidad que tuvieron la ‘Sinfonía Alpina’ straussiana con la Sinfónica del Estado de São Paulo, o la ‘Quinta’ de Tchaikovsky con la Filarmónica della Scala milanesa, sí ha sido brillante y acorde al nivel esperado de un festival que pretende ser de referencia.

La orquesta francesa ha vuelto a Santander después de su última visita en mayo de 2019, y de nuevo con el finlandés Mikko Frank en la dirección. En esta ocasión el programa ha sido más interesante por lo novedoso y por las raíces francesas de las obras a interpretar.

Se empezó con el ‘Preludio a la siesta del fauno’ de Debussy, el ballet que popularizó Nijinsky con su provocativa coreografía. El inicio da una buena oportunidad al flautista de lucirse en los acordes iniciales donde se introduce el tema principal. Tanto el solista como la cuerda de la orquesta francesa ofrecieron una versión clara de la bucólica melodía.

Había especial interés por escuchar el ‘Concierto para violoncello’ de Édouard Lalo, un autor francés muy poco escuchado dado que de su obra general, solo ha trascendido este concierto y su ‘Symphonie espagnole’. En esta ocasión se tuvo de solista a la cellista franco-argentina Sol Gabetta. Posee una sólida técnica que le permite tocar con la pasión y el lirismo justo para llegar al público con un sonido de amplios contrastes.

La complicidad que demostró Gabetta en todo momento con la dirección de Mikko Frank, con miradas y sonrisas constantes, se reflejaba en una interpretación clara, precisa y coordinada con la orquesta.

Desde el Preludio inicial se notó su dominio estilístico y fue en el ‘Andantino’ del Intermezzo donde más se pudo lucir. El ‘Allegro vivace’ final fue especialmente lucido en perfecta unión con la orquesta. Su propina con la malagueña de Ernesto Lecuona demostró su total dominio de estilos.

La segunda parte se inició con una correcta versión de ‘Shéhérazade’ de Ravel y su obertura feérica, pero fue con la Suite de ‘El pájaro de fuego’ de Stravinsky donde la Philharmonique se pudo lucir en su esplendor. Mikko Frank es un director poco académico en sus formas, además de dirigir parte del concierto sentado, pero es eficaz a la hora de conseguir dinámicas y notorios contrastes.

La orquesta tiene un sonido de especial brillantez en la sección de cuerdas, pero el viento metal y la percusión tiende a ser excesivos en los momentos de conjuntos. Frank consigue controlar la buena coordinación aunque por momentos la cuerda no llegue a destacar como debiera por la amplitud sonora de los metales.

Stravinsky estrenó su ballet ‘El pájaro de fuego’ en 1910 en París para los Ballets Rusos de Diaguilev, y preparó tres versiones en forma de suites para interpretar en conciertos. Se suele tocar la versión de 1919 que requiere de una gran orquesta, con ocho contrabajos, dos arpas y piano, lo que exige un control muy detallado por parte del director, y aquí Mikko Frank demostró un dominio sobre su orquesta con momentos de especial relevancia, como la ‘Danza infernal’ o el ‘Berceuse’. El final, sonó compacto a pesar de los puntuales  excesos sonoros de trompeta y trombones.

Una destacada versión que el público, que de nuevo llenaba la Sala Argenta, premió con calurosos aplausos y Mikko Frank nos regaló un 'Nocturno’ de Jean Sibelius (patria obliga) pleno de melancolía.

Ha sido un buen final para la actual edición del FIS,  donde ya se nota cierto cambio de rumbo en la programación que su nueva dirección artística va a emprender en las próximas ediciones. Tiempos de transición.