El Teatro Pereda, la joya perdida de la historia de Santander
Reconocido fuera de Cantabria como uno de los escenarios más prestigiosos del momento, los propietarios, la empresa Marsall-Calzada, decidieron el cierre su cierre y su venta a una empresa constructora en 1966
El día 1 de julio de 1919 se inauguró el nuevo Teatro Pereda en Santander que llegaría a ser un referente de la vida cultural y social de la capital cántabra. Situado en la esquina entre las calles Santa Lucía con el Río de la Pila, fue proyectado por Eloy Martínez del Valle con un gran espacio interior en forma de herradura italiana y una capacidad para casi 1.700 personas, lo que le convertía en uno de los mayores teatros de la época.
El nombre elegido fue un homenaje al novelista cántabro José María de Pereda. Su construcción se inició en 1916 financiado por Manuel Herrera Oria, según los planos del arquitecto Eloy Martínez del Valle y del ingeniero Alfredo Liaño.
Para ello, se estudió el modelo del teatro Arriaga de Bilbao, pero al final se decidieron por el estilo del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Tenía una decoración de gran belleza, destacando especialmente la decoración del techo engalanado con motivos mitológicos realizada por el pintor Gerardo de Alvear.
Las localidades estaban repartidas en cinco pisos con un aforo enorme, 600 personas en el patio de butacas, 310 en el anfiteatro y 700 en el denominado Paraíso. El palco regio estaba situado a la derecha de la sala y se accedía por una puerta independiente. Había un total de 21 camerinos, tres de ellos para los artistas principales, repartidos en tres pisos.
Su inauguración tuvo lugar la noche del día 1 de julio de 1919 con ‘El alcalde de Zalamea’ a cargo de la compañía de Enrique Borrás. Durante sus 47 años de vida, pasaron por el escenario del Pereda los actores, actrices, cantantes y directores más importantes de la época, como Mary Carrillo, María Fernanda Ladrón de Guevara, Victoria de los Ángeles o Pedro Alfayate, por citar solo algunos. Las temporadas del teatro eran muy extensas, y también se realizaron multitud de temporadas de ópera y zarzuela.
Destacaban los grandes estrenos de cine con las películas más taquilleras del momento, así como las compañías de revista e incluso de circo. En el último año de su larga actividad, el teatro acogió algunas obras del Festival Internacional de Santander, para descongestionar la Plaza Porticada, escenario de los principales conciertos del Festival Internacional de Santander (FIS).
El Teatro Pereda llegó a ser reconocido fuera de Cantabria como uno de los escenarios más prestigiosos del momento, en comparación con el Rosalía de Castro de La Coruña, el Campoamor de Oviedo, el Arriaga de Bilbao o el Calderón de Valladolid. Su construcción surgió tras el incendio del teatro Principal en 1915, y llegó a ser el referente de la vida cultural de la ciudad por la calidad que se ofrecía en su escenario.
Pero en 1966 los propietarios, la empresa Marsall-Calzada, decidieron el cierre del teatro y su venta a una empresa constructora. Su triste e inexplicable derribo ocurrió el día 31 de agosto de 1966 para construir un edificio de viviendas. Santander perdía así uno de sus emblemas de identidad y prestigio, víctima de la especulación inmobiliaria que tantas ciudades sufrieron en aquellas épocas.
Pero, mientras en otras ciudades se paralizaron los proyectos de derribos e incluso se llegaron a restaurar teatros y palacios, en Santander nadie consiguió conservar una joya que hoy día seguiría siendo el referente cultural de la ciudad y de toda Cantabria. Su sucesor fue el actual Palacio de Festivales, de una estructura y estética nada comparable.
Sólo nos queda el recuerdo de su hermosa imagen, exterior e interior, y de su emblemática historia que fue patrimonio de la ciudad de Santander.