Texturas románticas y bucólicas en el Festival de Santander
El Palacio de Festivales de Cantabria acogió el concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León
FICHA:
-Orquesta Sinfónica de Castilla y León
-Director: Juanjo Mena
-Ludwig van Beethoven: Concierto para violín, op 61. Violín solista: Midori Goto. Gustav Mahler: Sinfonía n° 1 “Titán”.
-Espacio: Palacio de Festivales de Cantabria, Sala Argenta. Sábado, 12 de agosto de 2023
-Calificación (sobre 5): ***
Cuando vamos llegando al ecuador de la actual edición del Festival Internacional de Santander (FIS) continúa el repertorio más romántico y con Beethoven casi omnipresente (no sabemos muy bien la razón). En esta ocasión ha sido la Orquesta Sinfónica de Castilla y León con la dirección de Juanjo Mena los encargados de traer el Concierto para violín del sordo de Bonn y la Sinfonía 'Titán' de Mahler y sus paseos por la naturaleza.
En el concierto para violín se contó como solista con Midori Goto (Osaka, 1971), destacada intérprete con una extensa carrera musical a sus espaldas desarrollada principalmente en Estados Unidos, tiene nacionalidad norteamericana, y numerosas grabaciones con las mejores orquestas europeas y americanas.
Es una violinista con una solida técnica que le permite ciertas libertades a la hora de abordar determinadas obras. Su versión del concierto de Beethoven rompe ciertos moldes en los tempi que aplica, haciéndolo más lento, pausado, tomándose su tiempo.
Esto se notó desde el primer movimiento donde le costó entrar de lleno en su mensaje, con gesticulación algo forzada y retardando en exceso sus cadencias. Más centrada en los dos últimos movimientos donde a pesar de seguir con tiempos muy lentos, mejoró bastante su prestación dejando constancia de una interpretación de altos vuelos. Juanjo Mena en la dirección, se limitó a acompañarla con la orquesta que respondió de forma correcta con un final premiado con evidente satisfacción por parte del público.
Ya en la segunda parte, se abordó la brillante Primera Sinfonía de Mahler, la 'Titán' con la Sinfónica de Castilla y León reforzada en casi todas las secciones. Juanjo Mena es un buen concertador, lo que es fundamental en esta obra que al propio Mahler le costó años terminar de pulir. Desde su primer estreno fallido tuvo que hacer numerosos cambios estructurales hasta dejarla en la forma que hoy la conocemos, en cuatro movimientos de puro romanticismo.
Son de sobra conocidos los problemas de Mahler con esta su primera Sinfonía. Quería reflejar el despertar de la naturaleza tras los ojos del caminante, con momentos de gran belleza melódica. Para ello, su obra transita por momentos bucólicos, alegres y tristes, hasta llegar un final pletórico con una gran explosión de sonido, reflejo de su pasión por la vida y la naturaleza.
La orquesta respondió bien a las indicaciones de Mena que intentaba reflejar ese espíritu bucólico marcado en la partitura. Todo sonó con la debida corrección, desde el 'Lento, como un sonido de la naturaleza' del primer movimiento, pasando por la danza popular del segundo o la marcha fúnebre del tercero. Buen sonido de la sección de cuerdas, en especial los cellos, y algo fuerte el sonido del viento metal que en alguna ocasión tuvo exceso de protagonismo.
Esto se notó más aún en el endiablado cuarto movimiento, lleno de fuerza sonora, bien concertado, con buena respuesta de las cuerdas y las trompas en un diálogo de puro lirismo. El apoteósico final estuvo bien resuelto, aunque echamos de menos algo más de contrastes, de dinámicas más claras. Todo sonó con corrección, pero nos faltó algo más de emoción.
Juanjo Mena dirige de forma precisa, demasiado gesticulante en ocasiones, aunque no tiene la elegancia de otros colegas (aún tenemos en la memoria la maestría direccional de Daniel Harding), lo que se traduce en sonidos correctos, pero algo falto de sentimientos, de contrastes melódicos y dinámicas sonoras que nos hagan vibrar con una obra tan romántica como esta “Titán”.
La orquesta respondió con buen sonido general y el público, que casi terminó llenando la Sala Argenta, respondió con evidente satisfacción al final de un buen trabajo, aunque con resultados por debajo de lo esperado en un festival de música donde el nivel artístico siempre es más exigente de lo habitual.
Parte del público salió en desbandada al final sin esperar a los saludos y aplausos debido, otra vez, a unos horarios que no se justifican hoy en día, aunque sea en verano. Adelantar el comienzo de los conciertos a las 20 horas, como en la mayoría de Festivales, sería lo correcto. Lo de justificar los actuales horarios por los turistas que van a la playa, supongo que será de broma…