miércoles. 05.02.2025
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Opinión

Nos dijeron que todo estaba solucionado, pero era una inocentada

Es una tradición que la Asociación, que por el 28 de diciembre, haga una valoración del año. 

Nos dijeron que todo estaba solucionado, pero era una inocentada

Una de las mayores y más dolorosas inocentadas que sufrimos son las que las administraciones públicas han perpetuado contra cientos de familias en Cantabria.

A lo largo de tantos años, tantas legislaturas, y con multitud de resoluciones del Parlamento de Cantabria instando y prometiendo soluciones, nos encontramos nuevamente lamentando que nada haya cambiado. Seguimos aquí, con solo la palabra y nuestro agradecimiento a quienes dan luz a esta situación de injusticia que afecta a los damnificados por las sentencias de derribo.

Tenemos que comenzar lamentando las pérdidas humanas. Este año nos dejaron 23 amigos, y ya más de 200 personas las que han fallecido sin ver resuelto el grave problema ocasionado por las instituciones.

A pesar del paso del tiempo y de las resoluciones y declaraciones de los responsables políticos, no podemos olvidar que son las administraciones públicas las condenadas en más de 32 sentencias firmes. Sentencias que reconocen los graves daños morales y materiales infligidos a cientos de familias.

Sin embargo, año tras año seguimos denunciando que las soluciones no llegan. A veces, sentimos que se han olvidado de nosotros.

Recordamos cómo, al poco tiempo de asumir su cargo, la presidenta del Gobierno de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, nos recibió y nos aseguró que pondría todos los medios para resolver los problemas. En aquella reunión solicitamos una reunión anual, a lo que respondió que una le parecía poco. Sin embargo, el año 2024 está a punto de finalizar, y seguimos esperando.

Es paradójico: nuestra presidenta conoce esta situación desde hace décadas, desde que era portavoz del grupo popular. Ella misma presentó numerosas iniciativas y, desde la tribuna, emocionó a muchos con sus palabras de apoyo. Sin embargo, el tiempo ha pasado, y aquí seguimos. Muchos de los que lloraron conmovidos en aquel momento ya no están entre nosotros.

En dos ayuntamientos la situación es especialmente crítica, y el riesgo de que todos los afectados desaparezcan sin una solución es real. 

En Argoños, 240 familias  dependen  de resoluciones judiciales que, según expertos, tienen altas probabilidades de ser negativas. Esto las dejaría en una posición aún peor que hace 20 años. En este ayuntamiento, se están construyendo tres viviendas de sustitución, que están muy avanzadas, pero   representan apenas unas gotas en un mar de necesidades insatisfechas en este municipio.

En Piélagos, a pesar del esfuerzo del ayuntamiento, la situación sigue siendo complicada y está pendiente de la aprobación definitiva del PGOU que nunca acaba de llegar.

No obstante, no sería justo decir que todo sigue igual. Desde hace varias legislaturas existe una hoja de ruta que, aunque con algunos retrasos, está avanzando en lo referente a las viviendas de sustitución.

En Arnuero, las viviendas ya son una realidad tangible, y esperamos que puedan entregarse a los afectados a mediados de 2025, poniendo fin a una injusticia que supera las tres décadas.

En Escalante, aunque las obras aún no han comenzado, todo indica que serán una realidad el próximo año, a pesar de las quejas de algunos afectados sobre el proyecto.

A nuestros políticos les recordamos una frase de El Quijote: “la alabanza propia envilece”. Son muchas las promesas incumplidas, y harían bien en hablar menos, hacerse menos fotografías y ofrecer más soluciones. Algunos parecen haber inventado el mundo, sin salir de la aldea de su ego. Recordamos a la justicia que cuando llega tarde, también puede ser tremendamente injusta.

Desde la Asociación de maltratados por la Administración seguiremos, mientras haya fuerzas, trabajando, presentando iniciativas, movilizándonos para lograr que se haga justicia lo antes posible.

Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento a todas las personas que nos apoyan y dan visibilidad a nuestra situación de injusticia. Para el próximo año, pedimos a las administraciones que dejen de gastarnos más inocentadas, con resoluciones incumplidas, con sus mentiras y medias verdades, que cumplan sus promesas y gestionen los recursos públicos de manera responsable y sin dilapidar los recursos de todos.

¡Feliz 2025, lleno de salud, solidaridad y justicia para todos!