sábado. 23.11.2024
El tiempo
MITOLOGÍA DE CANTABRIA

La Anjana, el bien justo de Cantabria

Son jóvenes con la tez muy pálida, de cabellos largos, muchas veces, trenzados que alivia las penas, las zozobras, las inquietudes, el hambre y la sed

Ilustración de la Anjana. Mª Pilar G
Ilustración de la Anjana. Mª Pilar G. Pantaleón
La Anjana, el bien justo de Cantabria

Hemos hablado a lo largo de estos meses de varios mitos, la mayoría poco conocidos en la población cántabra. Hablando con la gente adulta me dicen que muchos mitos que escribo, los desconocían, quizá por lo poco difundido que ha estado nuestra cultura autóctona a lo largo de estas décadas, o quizá porque hay una generación que esta temática de libros eran para unos pocos, sobre todo para gente especializada en historia.

Por suerte, y gracias a escritores como Juan Carlos Cabría, Pollux Hernúñez, Jesús Herrándolo Ceballos, Gustavo Cotera, Jesús García Preciado etc.., han atraído a más lectores, y sobre todo, a los más pequeños.

Quizá por mi pasión por los mitos en general, ya sean cántabros, o de otras culturas, como la griega y la romana, la nórdica, la japonesa… Mi peque ha heredado ese gusto por la mitología, convirtiéndola a la edad de ocho años en una experta mitológica. Así que no es extraño que nuestras conversaciones sean sobre hadas, monstruos y héroes.

Pero, nuestras charlas no sólo se quedan en nuestro grupo familiar que hemos creado ella y yo, sino lo hemos extrapolado al colegio, grupo de amigos y familia, y si bien, pocos no conocen muchas de las figuras mitológicas, la mayoría sí que han oído hablar de dos de las más conocidas: los Ojáncanos y las Anjanas. Así que iremos hablando de estos dos a lo largo de las próximas entregas.

La Anjana, el bien justo de Cantabria

Cantabria es un lugar donde la naturaleza cobra un significado primordial en nuestra cultura mitológica, y no es de extrañar que exista una figura que coja las características delas diosas madres de diferentes religiones antiguas, como es la romana y celta. Si bien esta figura posee características paganas, muchas de sus historias o manifestaciones fueron cristianizadas, y no es raro que muchas características de las Anjanas tengan un sabor cristiano, similar a la Virgen María.

La Anjana es el bien en la tierra, es la que otorga cosas buenas al alma, da imaginación y paz aquel que necesite. Alivia las penas, las zozobras, las inquietudes, el hambre y la sed.

El nombre de la Anjana proviene etimológicamente del nombre de Jana, nombre que se daba a las brujas en el medievo, pero también de las hechiceras buenas en los pueblos montañeses. En Asturias y León se las conoce como Xana, en el País Vasco como Mari y Mairu, y en Galicia las Moiras.

Se las describe globalmente como jóvenes de tez muy pálida, de cabellos largos, muchas veces, trenzados que parece que tienen estrellas entre ellos.

Sus ojos son de color negro y aunque no las describen como tal, la mayoría son rubias. Suelen vestir con una túnica blanca, con unas pintucas relumbrantes que parecen estrellas.

En primavera recogen flores, con las cuales hacen coronas, y en invierno se ponen una capa negra con puntos blancos. Usan una picaya de espino, de rayas de color de las albarcas tostadas.

Los zapatos son de piel parda, con hebillas de un extraño metal, que no son ni oro, plata, cobre ni hierro.

Su voz según la gente que las ha escuchado se asemeja a la de los ángeles, a veces parece el canto de un ruiseñor, y otra parece al de un escarabajo cuando se ha topado con muchas penas.

Cuando se les oye cantar son dos diferentes letanías, una alegre muy parecida a la seguidilla, y otra muy triste, semejante al lamento de una madre que ha perdido a un hijo querido. Esto provoca que si el día amanece triste y turbio, la Anjana canta alegremente y se vuelve claro. Por el contrario, si el día ha nacido claro y la Anjana canta esa letanía triste, se pone oscuro y con grandes nubarrones.

En primavera, a medianoche, se reúnen las Anjanas en las cumbres más altas para bailar hasta el amanecer, uniendo sus manos en torno a un montón de rosas, que luego las esparcen por los caminos. Quién encuentre esas rosas, las cuales tienen pétalos de muchos colores, será feliz hasta la hora de su muerte.

Las Anjanas desprenden un olor muy peculiar: una mezcla de manzanilla, romero, azucena, laurel etc.. Es un olor intenso a primavera que no existe ningún jardín y bosque, es un olor a incienso muy suave pero sin lumbre.

Perfume

Se dice que las Anjanas regalan a las muchachas que se van a casar frascos de perfume de azucenas, para ello las mozas las dejan pequeñas frascos en las fuentes antes de ponerse el sol, y a la mañana siguiente, estos frascos están rellenos de delicioso aroma dado por las Anjanas.

Las Anjanas se alimentan de mieles y fresas, almíbares y manjares misteriosos, servidos en vasijas doradas con adornos de estrellitas y rayas de plata.

Las Anjanas viven en grutas secretas, cerca de los ríos o lagos. La entrada de sus palacios está llena de flores silvestres donde las Anjanas riegan en el estío con una jarrita luminosa, los pájaros se posan en las flores de la entrada de la gruta, y canta mientras las Anjanas rezan por todas las desgracias de los hombres, sólo ellas entienden lo que pían y cantan los pájaros.

Se dice que los palacios son muy grandes y las paredes relumbran como el sol. No existe ni el día ni la noche. Todo es claridad y el aire es templado. Hay huertos en esos palacios, están muy bien arreglados, las hojas de los árboles nunca se secan y la fruta que allí existe, está siempre madura. Las fuentes manan un agua que sabe muy dulce como la miel. Al palacio se baja por una escalera de piedra blanca que llega al portal.

Las Anjanas antes del alba, abandonan sus grutas, no antes de haberse peinado su cabellera con peines de coral y lazos de seda. Andan lentamente por los senderos, se sientan a descansar en la orilla de los arroyos. Conversan con las aguas que se vuelven más alegres, más retozonas, más cristalinas, cuando las Anjanas reposan sobre sus orillas.

A medianoche vuelven a la gruta, no antes de haber limpiado las fuentes, bendecido los rebaños, reparado los robles, los abedules y castaños por la vejez, o los estragos producidos por incendios o daños ocasionados por el hombre. Al anochecer vuelven a pasear por el monte al que se despiden para volver a sus palacios y a dormir.

Se cuenta que las Anjanas son mozas muy santas que morían muy jóvenes, y el señor les daba las gracias para volver al mundo, llenándoles de riquezas para hacer el bien a los pobres y a los necesitados. Viven en la tierra unos dos siglos, y al pasar el tiempo, vuelven al cielo para no bajar más.

Las riquezas son recompensas a las buenas obras del ser humano. Las Anjanas suelen dar anillos, collares, vestidos de seda, encajes, lienzos de color eterno.

A los niños más pobres les suelen regalar sonajeros, flautas de plata, tambores, panderetas con sonajas, y cascabeles de oro.

Regalos

A los pastores que no maltratan a sus rebaños, la Anjana les regala cántaros y cuencos. También suele regalar rosarios de cuentas azules, negras, coloradas con puntitos brillantes.

A muchos transeúntes les dona pequeñas ramitas de plantas misteriosas que repelen el dolor, el pecado, la avaricia y el mal de la envidia.

Las Anjanas que son reviejas, y se casan con los Anjanos cuando son jóvenes, ellos son muy buenos, muy gordos y muy bajos, que poseen tres ojos: dos en la cara que eran negros como los de ellas y otro un poco más arriba de la nuca, que es colorado. Los Anjanos usan unos vestidos hechos de piel de oso y andan descalzos. Dicen que robaban a los ricos egoístas para dárselo a los pobres. Vamos un Robin Hood cántabro. Suelen acompañar a las Anjanas en sus paseos y les ayuda a repartir sus recompensas a los mozos buenos.

Ambos tienen hijos muy nobles y muy guapos, los hijos de las Anjanas se casaban entre sí, y se dedicaban a consolar a los mozos que sufrían mal de amores.

Por tanto, existen muchas Anjanas a lo largo de la geografía montañesa, y cada zona tiene sus peculiaridades, muchas son bondadosas y muy justas con aquellos que hacen el bien a sus semejantes o a la naturaleza, pero en otras ocasiones se tornan a seres malvados, pero siempre con la balanza de la justicia en su poder.

Pero esas historias os desvelaré en una próxima entrega.