miércoles. 30.10.2024
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CRÍTICA

'Dido and Aeneas', el festín musical de Henry Purcell

 El Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo acogió la Opéra Royal du Château de Versailles, con su Coro y Orquesta

Concierto
Concierto de la Opéra Royal du Château de Versailles.
'Dido and Aeneas', el festín musical de Henry Purcell

Que Henry Purcell es uno de los compositores más influyentes de la historia de la música, lo demuestra la pasión que despiertan sus obras que de forma recurrente programan teatros y auditorios. A pesar de su temprana muerte a los 36 años, dejó un catálogo de más de 860 obras que engloban los distintos géneros, incluso la ópera, que con unos poquitos títulos se consagró como un verdadero maestro.

Fue pionero en pleno siglo XVII en poner música a obras teatrales, basadas en mitologías, dioses y reinos, historias fantásticas que enamoraban al público, y lo siguen haciendo. Dos títulos destacan en su catálogo operístico, 'The fairy Queen' (1692) y, sobre todo, 'Dido and Aeneas' (1689) que, a pesar de que en su estreno pasó casi desapercibida, a partir de 1700 ya fue considerada imprescindible en los teatros de mayor influencia.

Su libretista Nahum Tate, se basó en los relatos de la 'Eneida' de Virgilio para narrar los funestos amores entre Dido, reina de Cartago, y Aeneas, el valeroso guerrero troyano. Dioses, brujas y celos, con tormentas incluidas, todo envuelto en melodías, coros, dúos y una gran escena para la protagonista, antes de su triste final. O sea, todos los elementos para hacer eterna su obra maestra.

'Dido and Aeneas', por su belleza musical y brevedad, suele ser programada con asiduidad, aunque en Cantabria no ha sido un título muy representado. Así, en 2015 se hizo una interesante producción por parte de la Escuela de Arte de Cantabria que se pudo ver tanto en Santander como en Torrelavega.  Y en 2022 se programó en el Festival de Ópera del Palacio de Elsedo, en Liérganes.

Ahora la Opéra Royal du Château de Versailles, con su Coro y Orquesta, están en plena gira europea que les ha traído al Auditorio Nacional de Madrid y al Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, que inauguraba su Ciclo de Conciertos de esta temporada.

En su parada en Oviedo que hemos podido ver este sábado día 26, la versión ha sido semi escenificada, con movimientos entre los personajes, evitando así la frialdad de un concierto. Es una nueva versión dirigida por Stefan Plewniak, actuando como violín primero y director. La Orquesta de Versalles tiene la capacidad de adaptarse a los diferentes proyectos como para este 'Dido y Eneas', donde han podido añadir melodías de otras obras en sus interludios, como los acordes iniciales improvisados por la  guitarra barroca de la Asturias de Albéniz.

Plewniak es un especialista en el repertorio antiguo, por eso extrañó esta versión que sonó correcta, con momentos de bella sonoridad, pero que adoleció de otros momentos faltos de brillantez y contrastes melódicos. Destacaron el sonido de las tiorbas y las violas de gamba, así como el arpa, y el sonido general fue de gran estilismo y técnica.

El reparto contó con la gran soprano búlgara Sonya Yoncheva en el papel de la reina, lo cual es una garantía de la máxima calidad. Yoncheva domina el papel con su timbre carnoso, de amplio registro y dominio de la técnica para las medias voces. Por momentos, echamos en falta algo más de mordiente en su expresión, algo que sí demostró en su Lamento final, 'When I am laid in earth', con emoción y recogimiento.  

El personaje de Aeneas quedó muy deslucido con el barítono-bajo Halidou Nombre, con voz engolada, problemas en los agudos y deficiente fraseo. La soprano ligera Ana Vieira Leite fue una Belinda bien cantada, aunque con falta de proyección vocal sobre todo el los graves.

El tenor Attila Varga-Tóth, con doble papel, estuvo mejor como el marinero que como la hechicera, con poderoso registro sonoro y con un punto de sobreactuación en ciertos momentos, acrobacias incluidas. Correctas las brujas y brillante el contratenor Arnaud Gluck como el espíritu.

Mención aparte merece el Coro, fantásticos de emisión, doce voces de perfecta afinación, contrastes y sonoridad. Los mejores del conjunto junto a la Yoncheva, a pesar de la dirección apasionada y algo bailona de Stefan Plewniak.

Con el éxito final, se regaló una versión del bello 'Tendre amour' de Les indes galantes, y una versión “festiva” del 'Forêst paisibles', palmas y bailecitos incluidos cual fiesta de fin de curso, algo totalmente innecesario, aunque al público le encantó y terminó puesto en pie.