La Churrería Cantabria vuelve a trabajar en Santoña tras el incendio de su quiosco
El Ayuntamiento concedió un permiso a los propietarios para ubicar un remolque en la Plaza de San Antonio hasta que se restablezca el espacio habitual de su negocio
La Churrería Cantabria vuelve a trabajar en Santoña tras el incendio que sufrió su quiosco el pasado domingo cuando, en la hora de mayor afluencia de clientes, se originó un fuego por la parte externa del techo.
Así lo relatan sus propietarios, María Araujo y Javier Ochoa, quienes hoy por la tarde, y tras el permiso excepcional concedido por el Ayuntamiento, han instalado un remolque en la Plaza de San Antonio que les permite seguir con su actividad hasta que se restablezca el espacio habitual de su negocio.
Tras el susto, donde no hubo que sufrir ningún percance personal, los propietarios se encuentran muy bien de animó, dada la incertidumbre que se ha originado con su trabajo. “De forma muy rápida, se ha buscado una solución gracias a la gestión del alcalde y la Corporación municipal, quienes lo ha agilizado en un breve periodo de tiempo”, señaló María Araujo.
Y es que el mes de agosto y las fiestas patronales de la Virgen del Puerto en septiembre son las fechas del año donde mejor trabaja este negocio, ubicado también en la Plaza de San Antonio, y que lleva alrededor de 25 años funcionando.
En estas fechas, la Churrería Cantabria abre todos los días por la tarde, a las 17.00 horas, y en agosto también los domingos por la mañana, de 8.30 a 11.00 horas.
La gente gritaba ¡fuego!
Los hechos se remontan al domingo, día 31 de julio, por la tarde, cuando en pleno trabajo de este matrimonio y con cola de clientes para comprar los churros, los dos escucharon los gritos de ¡fuego, fuego! por parte de la gente. “Nosotros pensábamos que era en un bar, hasta que nos dimos cuenta que el fuego se originó en la parte exterior del techo”, explicó María Araujo.
Ante esa situación, su marido tapó el aceite de la freidora y cogió un extintor, de tal forma que ayudado por empleados de los bares de alrededor, logró sofocar el incendio. Aun así, entre el fuego y el polvo de los extintores todo ha quedado inservible, el género, la electricidad, los focos y el techo, aseguran los dueños.
En cuanto a la freidora, los Bomberos, que se personaron en el lugar del suceso junto con la Policía Local cuando ya estaba controlado el incendio, recomendaron que la limpieza se realice con espiradores industriales por medio de profesionales.
Los Bomberos también tomaron la temperatura del quiosco, 198 grados marcó, y una vez que descendió a algo más de 40, se marcharon. Al mismo tiempo, el matrimonio abrió la puerta y las ventanas durante unas horas para ventilar el quiosco.
Acondicionar el local de nuevo, una estructura de madera, con tejado de cinz, tardará un tiempo, y la quemadura sufrida en la mano por Javier Ochoa se tratará con la famosa pomada de Beranga, en Hazas de Cesto, declaró su mujer.
De momento, la zona del quiosco ha estado vallada con cinta y los propietarios desconocen todavía el origen del fuego. “Es temprano para anunciar el motivo”, inciden.
Con la vuelta al trabajo, tanto María Araujo como Javier Ochoa quieren agradecer la predisposición de las personas que les ayudaron a sofocar el fuego, al alcalde de Santoña, Sergio Abascal, y al resto de la Corporación por agilizar la gestión para conceder el permiso de instalación del remolque, así como el cariño recibido por numerosos santoñeses, desde jóvenes a adultos, que de corazón se han preocupado también por su situación y les han llamado o enviado un mensaje de apoyo.