El poder del votante
Esto es de traca y no lo sabíamos. Si ya decía yo que el Gobierno es el que nos enseña a ser tahúres y a jugar en una partida de Póker al Mus porque todo vale y no nos habíamos enterado.
Esto es de traca y no lo sabíamos. Si ya decía yo que el Gobierno es el que nos enseña a ser tahúres y a jugar en una partida de Póker al Mus porque todo vale y no nos habíamos enterado.
Hace poco un amigo me mandó un mensaje extrañado por no haber recibido artículos míos y, con educación, me pedía una explicación al respecto.
Poco nos pasa, señores, para lo que se nos viene encima y no ponemos el grito en el cielo.
Somos lo más inepto que existe como sociedad. Nosotras, unas mindundis del tres al cuarto que se pasan cinco años en una carrera, más el Máster o en un Grado Superior, hemos desechando nuestro tiempo, y no sabemos cómo, cuándo para ser alcaldesa no hacen falta más que dos cosas; ser gorda y lesbiana.
No sabéis lo que agradezco cuando quedo con amigos y terminamos hablando sin tapujos de cualquier tema, menos de física cuántica porque no la controlo, pero no se preocupen que pronto seré una experta, será por ganas.
Es el mejor título que podría encontrar para lo que les vengo a exponer en este artículo. El fin de la pornografía is coming, señoras y señores, por ende el frotar se va a acabar. Chispum, bye, bye, Au revoir.
Iba a escribir un artículo sobre el monotema de la gestación subrogada, donde todo Cristo se rasga las vestiduras con una hipocresía barata, pero como siempre digo que nada es casual el domingo pasado me sucedió algo en la casa de una amiga y pensé que no debía dejar de escribir sobre el asunto, aunque alguna vez ya lo he abordado en mis artículos.
Los tiempos cambian a un ritmo vertiginoso y con ellos las identidades de las personas, que ven cómo debes estar dentro de unos parámetros sociales que te integren en una nueva realidad creada como si uno hubiera ido al esteticista y le hubieran metido Botox hasta en el tuétano.
“Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”. Una vez más mi libro de cabecera por excelencia, El Quijote, me da la clave en algunas de sus frases cuando veo que lo que me rodea no es lo que quiero vivir, pero no hay otra y aquí seguimos, como una reincidente sin escrúpulos.
Mira, quizás sea el primer artículo en el que tenga que dar la razón al Ministerio de los horrores.
¡Fascistas, sois todos los hombres unos fascistas! No tenéis escrúpulos ni moral al meteros de una manera tan descomunal, como si Atila invadiera Cuba sin saber navegar, contra una mujer que os ha dado todo y aún queréis más. Sois los terroristas de la moralidad.¡ Abajo la amoralidad en todas sus vertientes!
Hemos comenzado el año con un incremento de mujeres asesinadas por violencia de género y aquí nadie se culpa de absolutamente nada ni asume responsabilidades.
Cada día amanecemos con un montón de sandeces pronunciadas desde el Gobierno, pero he de confesar que últimamente les tengo que dar las gracias porque sus ideas y su teorías son tan buenas que me ayudan a escribir, y ojo, que cuesta mucho y no siempre tenemos la presa llena para sacar ideas que argumentar los juntaletras como nosotros, los escritores.
Claro, claro, si ya lo decía la telenovela de los 80 que los ricos también lloran, que tienen sentimientos y que sufren como el común de los mortales, ¿verdad Harry, príncipe de Inglaterra?
Vaya por delante en este artículo mi respeto absoluto hacia todas las inclinaciones sexuales, a las que ni juzgo, ni me interesa saber quién se acuesta con quién ni cuándo y me cansa ir con un cartel alegando que me gusta hacérmelo con peces o no.
Si quieren ser beatificados y convertirse en lo mejor que ha dado la sociedad para los restos solo tienen que acudir a un sitio en concreto, a un entierro.
Cuando creíamos que lo habíamos visto todo la realidad te da una bofetada tan fuerte que no te encuentra ni Paco Lobatón en el programa Quién sabe dónde, de la onda expansiva que te hace desaparecer del mapa.
Estos días ha salido a la palestra la desafortunada noticia sobre un sorteo de Navidad en un cuartel de la Guardia Civil en donde no voy a hacer propaganda electoral porque ni me presento a las elecciones ni utilizo la estupidez humana como moneda de cambio, pero sí que me propuse hacer un pequeño experimento para saber hasta qué punto las nuevas leyes del Ministerio del Bozal nos inhiben de la única libertad que tenemos, la de opinar.
Tengo que cambiar toda la estructura de mi casa a la voz de ya. Ahora entiendo por qué me duele la cabeza, me salen sabañones en verano, y mira que es raro, y porqué se me encogen los filetes en la nevera si no los he cocinado.
Con la iglesia comunista hemos topado una vez más, con la incongruencia y la falta de escrúpulos de un lenguaje inclusivo que está creando más dolores de cabeza que Naranjito en el mundial del 82 coreando la Macarena de los del Río.